El teatro romano de Tarragona, situado entre las calles Caputxins y Sant Magí, puede dejar de ser la cenicienta de los monumentos que forman parte del grupo considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el centro de Tarragona. El Ayuntamiento de la ciudad tiene en su poder desde hace unos meses el proyecto de restauración y mejora de las ruinas del recinto para acabar, de una vez por todas, con el estado de abandono de este monumento.
La Generalitat de Catalunya, responsable del teatro, presentó antes de las elecciones municipales del 24 de mayo un proyecto que contempla la intervención en la zona. La propuesta, que tiene un presupuesto de alrededor de un millón de euros, contempla la actuación solo en el propio recinto y, aunque ya se prevén cambios a nivel urbanístico en las calles adyacentes al monumento, estos aún no están presupuestados.
La primera actuación, que comenzará previsiblemente antes de que finalice 2015, consiste en una intervención arqueológica que tiene como finalidad reemprender las excavaciones inacabadas en su momento. Tras estas, se harán trabajos de conservación y restauración de los restos ya encontrados. También se hará una limpieza total de la zona, con la extracción de malas hierbas, así como trabajos de consolidación de los restos (sellado de fisuras, etc.). Estos trabajos tienen un presupuesto de unos 250.000 euros y el Ministerio de Fomento ya aprobó en sus presupuestos para este año, dentro del 1% cultural, una partida que ayudará a financiar la intervención.
Las actuaciones posteriores son las que serán más visibles para los ciudadanos. Así, en el extremo izquierdo del recinto, visto desde la calle Caputxins, se erigirá un pequeño museo, a modo de centro de interpretación del monumento. Esta construcción tendrá, en principio, una sola planta y se prevé incluso que pueda realizar las funciones de teatro de pequeño formato, para unos cien espectadores. También se plantea que el edificio pueda utilizarse para Tarraco Viva, como uno de los puntos de referencia –no tan solo para los días del festival– durante todo el año.
En el centro del monumento, justo donde se erigían las gradas para los espectadores, se construirá una estructura metálica semicircular elevada anclada al suelo sobre donde se encontraban los asientos originales –ahora quedan muy pocos–. No toda la estructura será accesible al público, sino puntos muy concretos, a modo de mirador, para, de esta manera, alcanzar una comprensión mayor del monumento. A esta estructura se podrá acceder mediante una pasarela que arrancará desde el pequeño parque situado entre la confluencia de las calles Doctor Zamenhof, Soler y Caputxins. La pasarela aprovechará los pilares de cemento armado construidos en su tiempo para edificar en la zona después de la demolición de la fábrica de aceites Abaco. El coste de la construcción del centro de interpretación, la estructura metálica y la pasarela será de unos 700.000 euros.
También se contempla, a modo de vomitorio, un acceso desde la calle Caputxins. Queda por ver si el muro que rodea el recinto se mantendrá o no, dejando el espacio como un parque completamente abierto a los visitantes.
En un futuro, tras la actuación integral en el teatro, se prevé recuperar la antigua piscina romana monumental –en la foto, unas naves en el margen derecho, frente a unos coches en la calle Nou de Santa Tecla– uniéndolo todo con las termas que se encontraron entre 1994 y 1998 en el número 33 de la calle Sant Miquel. Estas termas llegarían hasta la misma piscina –en la foto, las naves en forma de sierra–, aunque serían elementos separados.