Como ya suele ser costumbre en Tarragona, un año más el barrio del Serrallo le daba este domingo los buenos días a sus vecinos mientras estos llegaban alegres e impacientes por mostrar en la XXX edición del Concurs de Mestres Romescaires sus dotes culinarios frente a una receta aparentemente simple pero con mucha dedicación: el romesco.
Durante esta edición, fue finalmente la tarraconense Lluïsa Beltran y sus compañeros los que consiguieron hacerse con la victoria. No es la primera vez que alguno de los miembros de esta clásica familia serrallense gana el concurso. De hecho, en la edición realizada en 1952, la ganadora fue por primera vez una mujer, Carmen Brull, miembro de la familia.
Por si fuera poco, en 2022, Ariadna Torres, tataranieta de Brull y nieta de Lluïsa Beltran también consiguó que su romesco fuera el ganador.
El concurso comenzó a las 9.30h, y los concursantes tuvieron que presentarse con un mortero y los ingredientes del país que consideraran necesarios para elaborar el guiso. El organizador del concurso, el Sindicato de Iniciativa y Turismo, les entregó una cazuela con una tapa, el pescado, el aceite, el agua, un fogón, carbón, pastillas para encenderlo, un delantal y una cuchara de madera.
Con todos estos elementos preparados, los 20 concursantes ya estaban listos para cocinar. El día acompañaba, y el buen ambiente de domingo al mediodía hizo que un buen número de asistentes visitara la Pèrgola del Serrallo, que ya empezaba a transmitir un olor a brasa y a romesco.
A medida que iba llegando la una de la tarde, muchos de los asistentes que miraban a los concursantes mientras cocinaban empezaron a hacer cola para degustar gratuitamente algunos de los guisos preparados, que por la extensión de la cola, resultaron ser un éxito.
«Es el segundo año que venimos. No somos muy veteranos pero nos encanta el ambiente», destacaba Joan, uno de los muchos asistentes de la cola.
«Creo que es una tradición gastronómica maravillosa y que hay que mantener para todo el que quiera conocer más del Serrallo», comentaba Albert Curto, vecino tarraconense.
Pocos minutos faltaban ya para conocerse los ganadores, aunque de mientras, muchos de los concursantes aprovechaban para tomar un descanso y comentar aspectos de la tradición.
«El hecho de ser del Serrallo y poder hacerle honor a una de las recetas de mi abuela es un motivo de peso para participar», comentaba Josep Maria Alsina, uno de los concursantes.
Sobre las dos de la tarde el jurado emitía sus votos, entregándole a los cinco Mestres Romescaires su título, y a Lluïsa Beltran, la ganadora, su distinción como Mestre Major Romescaire.
