Lidia Martínez tiene un banqueta delante de su parada de charcutería en el Mercat de Torreforta. «La pongo para que no se me cansen las señoras», explica. Y es que, efectivamente, muchas de sus clientas, las de toda la vida, se han hecho mayores.
Lidia es una de esas comerciantes que se encuentran en una encrucijada: en breve su madre, que siempre se ha ocupado de la parada, se jubilará. Ella se quedará al frente, pero le preocupa el futuro de un mercado otrora lleno de vida.
La suya es una de las siete paradas (incluyendo la del bar y la de promociones de Espimsa) que siguen abiertas. Las otras ocho están desiertas. La última en cerrar lo hizo hace más de un año.
Conchita Tomàs, una de esas clientas habituales, reconoce que «me da pena, antes había mucho ambiente... Es una lástima porque aquí tienen buen género y la gente es de confianza, sabes que no te van a engañar».
Marisol Bonet, presidenta de los paradistas, lleva aquí 26 años regentando el bar y lamenta que el mercado se ha ido «dejando apagar poco a poco». Lo cuenta mientras teje a ganchillo unos zapatitos de bebé. Tiene unos cuantos en la barra, señal de que no hay mucha actividad.
Severiano Zamora, otro cliente fiel, cuenta que cada día viene a tomarse aquí su cortado y ha ido viendo como cerraban la persiana los negocios.
Presencia en las redes sociales
Pero, pese a la imagen que ofrecen las paradas vacías, en los últimos tiempos se respira otro ambiente; los paradistas están luchando, con uñas y dientes, por atraer a nuevos compradores. El día de la visita, sin ir más lejos, era ‘Dimecres boig’ (miércoles loco) lo que implica que cada parada pone algún producto de oferta o hace una promoción.
También están muy activos en las redes sociales, donde continuamente convocan concursos y actividades. Ya se están preparando para Navidad, porque a partir del 18 de diciembre sortearán dos cestas cada día.
Cambio de la noche al día
Lluís Barceló, está al frente de la carnicería que su padre, ya jubilado, fundó hace 37 años cuando se inauguró el mercado. Para él, la parada es una apuesta personal, un cambio de vida después de años trabajando en el metal, así que él también quiere la oportunidad de jubilarse aquí.
Reconoce que la situación es difícil, pero las cosas están cambiando, y asegura que se sienten, por fin, acompañados por la Empresa de Serveis i Promocions d’Iniciatives municipals SA, Espimsa, que gestiona el mercado. «Tenemos más visibilidad, en eso ha habido un cambio de la noche al día. Por fin sentimos que formamos parte de algo», señala
En busca de paradistas
Dídac Nadal, presidente de Espimsa, también reconoce que no hay una única solución para repoblar las paradas del mercado, pero se han puesto en marcha diferentes iniciativas.
La primera, y, seguramente, la más importante, es que se han bajado las tarifas y se han facilitado los trámites para obtener una concesión. Nadal explica que ha sido una bajada sustancial, pero «solamente el mercado; la oferta y la demanda, dirán si es suficiente».
En este sentido se ha iniciado una búsqueda activa de nuevos interesados, tanto para las paradas del propio mercado (hay siete disponibles), como para los negocios de fuera. La prioridad es que se instalen una fleca y un puesto de verduras y frutas. Actualmente en el mercado hay dos charcuterías, una pollería, una pescadería y una carnicería.
La prioridad ahora es que se instalen una fleca y puestos de frutas y verdurasTambién se mirará de que todas las paradas tengan actividad, puesto que actualmente hay una que está pagando a Espimsa pero se encuentra cerrada.
Explica que la idea es que cuando llegue algún interesado (ya tienen un par) se le acompañe hasta el final.
El edificio se remodeló en el 2003 y las instalaciones, apunta Nadal, se encuentran en buenas condiciones. Próximamente se iniciarán unas obras (hay 247.000€ de presupuesto) para acondicionar los lavabos y para mejorar la accesibilidad y la climatización.
También se está a la espera de que el Ayuntamiento lleve adelante las obras de la Biblioteca de Torreforta, que se deberá trasladas a un local del mercado que inicialmente estaba destinado a albergar el supermercado pero que nunca se utilizó. Esta parte actualmente no está a la vista porque se encuentra tapada por una pared de espejos.
Capital del Carnaval
El otro esfuerzo, explica Nadal, será para que el Mercat de Torreforta cuente con una programación cultural y de ocio propia, como la que tiene el Mercat Central.
Ya ha habido algunas iniciativas durante las fiestas de Santa Tecla o en Halloween, pero ahora la intención es que sean estables a lo largo del año.
«La idea es que el mercado tenga su identidad propia y que sea una referencia en su entorno», señala Nadal.
En este sentido también la idea es conseguir una colaboración estrecha con las comparsas de carnaval de la ciudad para que el mercado sea su punto de encuentro, para que tengan su propio espacio y, a la vez, hagan allí algunas actuaciones. «Lo que queremos es que Torreforta se convierta en la capital del Carnaval de Tarragona», asegura.
Nadal reconoce que el mercado pasa por momentos delicados, pero también cree que conseguir sacarlo adelante «es un reto».
Mientras, esta nueva sensación de que hay cierto empoderamiento, está dando otro ánimo a los que siguen en la lucha. Aquí, a falta de más actividad, lo que sobra es trato de proximidad. Los clientes se conocen por su nombre. A Marisol, en su bar, pasa una vecina a saludarla y a pedirle un caramelo para la tos, mientras a Lidia las abuelas le cuentan sus idas y venidas, sentadas en la banqueta, mientras esperan que les toque la tanda.