El Ayuntamiento de Tarragona prevé aprobar en anteproyecto del nuevo POUM a lo largo del mes de octubre. Es el calendario con el que están trabajando los técnicos del Àrea de Territori, después de que el pasado 1 de marzo se celebró la última de las cuatro sesiones monográficas de debate con los partidos políticos. «Trabajamos con la idea de que en otoño pueda aprobarse, ya que este documento servirá de base para encarar el proceso participativo», afirma el concejal de Territori, Xavier Puig.
El Gobierno asegura que a través de estas reuniones el ejecutivo hizo una propuesta alrededor de aspectos como la movilidad, la calidad espacio público, las zonas de crecimiento y las perspectivas demográficas, entre otros aspectos. Unas sesiones que evidenciaron los dos bloques que hay en materia de urbanismo en la Plaça de la Font, que principalmente difieren en cuanto a si debe crecerse por Llevant o per Ponent.
Ahora, este primer borrador que presentó el Gobierno debe desarrollarse y complementarse con las «observaciones», «propuestas» y «contrapropuestas» de las diferentes formaciones políticas representadas en el salón de plenos, lo que servirá para obtener este primer avance del nuevo plan. Este deberá someterse a votación en el pleno y en esta fase inicial no será necesario que pase por la Comissió Territorial d’Urbanisme del Camp de Tarragona para que dé su visto bueno.
El avance del POUM establecerá los objetivos y las líneas estratégicas que dibujarán el futuro de la ciudad en los próximos años. Asimismo, ya se hará una primera propuesta en cuanto a las clasificaciones del suelo y las zonas de crecimiento, sin entrar en cuestiones concretas como la volumetría en cada uno de los sectores.
Pasado el verano se pondrá en marcha el proceso participativo, que quiere ser representativo de la diversidad que hay en la ciudad
Para abordar la carga de trabajo adicional que supondrá dentro del departamento de urbanismo del Ayuntamiento, en las últimas semanas se han incorporado dos personas. «Ha habido un primer refuerzo del equipo y más adelante entrará más gente para que pueda avanzarse en la gestión del día a día, para que podamos seguir siendo eficientes», argumenta el tercer teniente de alcalde. En total se espera que sean entre tres y cuatro personas las que se incorporarán al equipo, de las cuales una tendrá un perfil jurídico mientras que el resto serán arquitectos.
Este avance del plan será pinyol del futuro POUM, en sustitución del documento aprobado en 2013 y que fue anulado tras una sentencia del Tribunal Supremo. A partir de aquí se activará la fase de la participación ciudadana. De hecho, el Ayuntamiento de Tarragona asegura que esta ya está en marcha, y que se ha empezado a trabajar con la empresa Raons Públiques SCCL, que ganó el proceso de licitación pública que se abrió, adjudicándose un contrato por valor de 50.322,99 euros (IVA incluido).
Uno de los grandes retos será romper la barrera que supone el urbanismo para muchos ciudadanos
En estas primeras reuniones se ha planteado cómo se han llevado a cabo estos procesos en otras ciudades, para conocer los pros y contras que pueden presentarse. «Un buen proceso participativo no empieza cuando empiezan a ponerse pegatinas de colores, sino hablando con nosotros, conociendo la ciudad y haciendo entrevistas exploratorias que deben servir para conocer las dificultades y retos», argumenta el edil republicano. En estas últimas semanas han empezado a abordarse estas cuestiones ya que la finalidad final es que «esta fase sea un éxito, invitando a la gente a que diga la suya y que no vean el POUM como algo alejado, sino como una cosa propia», afirma Puig.
Romper la barrera que puede representar el urbanismo para muchos ciudadanos no será sencillo. Pese a ello, quiere estimularse esta participación. «Al final estamos decidiendo qué se hará, por lo que la gente debe entender qué se está preparando y tener instrumentos críticos no tan solo para entenderlo sino también para responder, proponer y contraproponer», indica el concejal de Territori. Raons Públiques SCCL deberá conseguir transmitir este mensaje. Asimismo, otra de las cosas que se le ha pedido desde la administración local es que este proceso participativo sea coral, de forma que se escuchen las voces de gente de todos los distritos, edades, creencias religiosas y profesiones. «Los jóvenes y abuelos deben estar allí y decirnos como quieren el espacio público», certifica Puig. Todos estos aspectos, además del formato de las diferentes acciones que se plantearán, quedarán definidos en estos próximos meses hasta finales de verano, lo que permitirá activar una nueva fase de trabajo que se alargará hasta inicios del año que viene.
