El debate sobre el nuevo POUM ha empezado su particular tour por los barrios de la ciudad. La primera parada tenía lugar ayer por la tarde, en el Centre Cívic de Bonavista, donde unas 25 personas tomaron parte en la primera jornada de este proceso participativo, que tiene que definir cómo será la Tarragona de los próximos 30 años.
La sesión arrancó con una breve introducción, por parte de los responsables del proceso participativo, en el que se expusieron las líneas maestras de un anteproyecto, que ahora busca enriquecerse con las aportaciones de la ciudadanía. Entre los participantes estaban José Luis Espallargas y Joan Ferré, director y subdirector de la Escola Joan XXIII, respectivamente. Ambos coincidían que el nuevo plan general debe ser el instrumento para «facilitar que las familias puedan acceder a los centros educativos a pie». El coche es el medio de transporte que utilizan ahora mismo la mayoría de las familias, tanto del barrio como de otras zonas de la ciudad, y en un entorno en el que conviven dos centros, la movilidad es complicada. «No hay carril bici, ni aceras anchas ni un camino peatonal. La llegada a la escuela no es amable», apuntaba Espallargas.
Representantes de las asociaciones vecinales del barrio y de la Federació de Veïns de Tarragona (FAVT) estaban entre un público en el que se echó en falta los colectivos más jóvenes y de edades entre los treinta y los 45 años.
La presidenta de la Associació de Veïns de Bonavista, Loli Gutiérrez, afirmaba que el proceso que se ha abierto ahora «es muy interesante para definir lo que queremos desde el río a Ponent». Gutiérrez también hacía su particular carta a los Reyes. En primer lugar defiende que el POUM «contemple los 150 metros de la tercera carretera de salida del barrio con la T-11 que quedan por hacer». La mejora de la Avinguda Tarradellas y que haya «mucha zona verde» son otros de los elementos clave.
Tras la breve introducción inicial, el público se dividió en tres grupos. Cada uno de estos se sentó alrededor de una mesa con un gran mapa de la zona de Ponent, que empezó marcado con los sectores y ejes estratégicos y que acabó coloreado con decenas de post-its, con las aportaciones de cada uno de los participantes. El ejercicio se estructuró en tres partes. En la primera se valoraban los puntos a favor y en contra de las propuestas de crecimiento urbano y de movilidad. A continuación se abordaron los ejes vitales, para acabar con las necesidades del barrio en cuanto a equipamientos y espacio público.
Marcos, Jordi, Ramon, Neus y Vicente formaban uno de los grupos. El tranvía y el traslado de la Laboral en los terrenos del plan parcial 9 –en la zona sur del Anillo Mediterráneo– centraron buena parte del debate. Todos ellos coincidieron en la importancia de este nuevo sistema tranviario que debe vertebrar el núcleo central del Camp de Tarragona. Y si bien no descartaron que el trazado discurra por la N-340, se decantaron por la opción que pasa por el centro de los barrios «sin que este afecte al mercado». Una de las opciones que se planteó es que este pudiera entrar por el acceso actual desde la N-340 y pudiera habilitarse una nueva entrada al otro extremo del campo de fútbol. En cuanto a la propuesta del traslado de la Laboral, la propuesta también fue aprobada aunque se apuntó que sea un entorno «polivalente» con equipamientos «que generen vida para el barrio», de forma que no esté cerrado los fines de semana y durante los meses no lectivos.
La próxima de las doce sesiones previstas será el lunes día 29 en Campclar.
