Luz Mendoza, asistenta del hogar, se muestra contenta. «Estoy muy feliz, mi situación ha mejorado mucho. Tenía un contrato temporal y ahora, con la nueva reforma laboral, es indefinido», cuenta ella, una colombiana asentada aquí desde 1992. Trabaja cuidando a Lola, una mujer de 90 años, en el barrio tarraconense de La Granja.
Ella celebra que su contrato haya dejado atrás una precariedad con la que ha convivido durante mucho tiempo. «Antes trabajaba en festivos, iba por horas, también he estado mucho en hostelería, donde los horarios son muy complicados y todo es muy sacrificado», relata ella, eufórica por unas condiciones que le han hecho, según cuenta ella misma, ganar en dignidad: un oficio de 40 horas a la semana, ocho horas cada día, de lunes a viernes.
Todo ello le ha permitido dejar atrás el pluriempleo de otras épocas que era necesario para poder llegar a final de mes y cuadrar las cuentas. Su sentimiento ilustra el de muchos empleados que han encarado 2022 con mucho más ánimo, después de que el marco normativo de la reforma haya hecho prosperar sus contratos.
«Antes tenía que limpiar en casas particulares o cuidar a más personas para poder ganar más dinero y salir adelante. Ahora me puedo dedicar a esto específicamente. Una vez se aprobó la reforma laboral, las personas que me empleaban me dijeron que querían mejorar mis condiciones y me iban a hacer fija. Para mí es muy importante. Nunca había tenido esta estabilidad en mi vida laboral», cuenta ella.
Álex Rico, tarraconense de 29 años, es otro de esos ejemplos de trabajadores beneficiados por la reforma, aunque en su caso en un sector muy distinto. «Trabajo en una empresa de ingeniería subcontratada por Endesa. Cada tres años mi compañía renovaba la subcontratación para poder seguir trabajando y eso generaba una cierta incertidumbre por si no era la elegida para lograr esos contratos». Álex tenía un vínculo de obra y servicio, sujeto a esos proyectos, que ahora ha pasado a ser indefinido. «Con la reforma nos hemos beneficiado tanto yo como mis compañeros por este contrato indefinido», cuenta.
El nuevo vínculo incluye una mejora notable de los términos: «En caso de que nos despidiesen, nos toca una media de días por año trabajado de entre 20 y 33 y hasta ahora era de 8 a 12. Las condiciones son mejores. Aún seguimos dependiendo de que mi empresa consiga esos trabajos pero tenemos mucha más estabilidad. En el caso de que nos quedásemos fuera, recibiríamos una indemnización mayor».
Álex, que tiene un ciclo superior de sistemas electrotécnicos y automatizados, encara así el mejor momento en su puesto, desde que entrara en 2017, para tomar parte de un oficio que tiene que ver con la realización de estudios técnicos para dar suministros a clientes de Endesa.
El cambio le permite a este joven, que sigue trabajando a jornada completa, mirar el futuro con algo más de optimismo, no solo el profesional sino también el personal. En estos casos la mejoría en las condiciones es más marcada que los aumentos de sueldos, algo más vinculados a la eventualidad de las categorías. Aspirar a una hipoteca se convierte, por ejemplo, en un reto más asequible: «Es importante para mí haber dado este salto, porque te aporta estabilidad y te da más confianza en cualquier objetivo que te plantees. No es lo mismo ir al banco a pedir un crédito y ver que tu contrato de trabajo es de ‘final de obra’, que acudir con una rúbrica oficial de que tienes un contrato fijo».