El 15,5% de los contratos firmados en enero en Tarragona fueron indefinidos. Supone todo un récord, al menos de la última década e incluso desde los tiempos del boom económico, entre 2007 y 2008, antes del estallido de la burbuja. En el primer mes de 2022 se rubricaron en la provincia 3.667 contrataciones fijas, casi el doble (un 90% más) en relación con el mismo mes del año anterior, que estaba, eso sí, condicionado por la pandemia; y un 31% más en comparación con 2020, sin afectación por la Covid-19. La contratación de ese tipo no solía pasar del 11%, mientras que el otro 89% correspondía a un vínculo temporal.
Se trata de una dinámica que el gobierno achaca a la entrada en vigor de la reforma laboral, el 31 de diciembre. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha señalado que el dato se debe «sin lugar a dudas a la reforma», si bien los expertos recelan de esa inmediatez. «El Ministerio dijo que el repunte de indefinidos era por la reforma, pero es un poco atrevido establecer esa causa-efecto, porque aún tenemos por delante un par de meses de transición», indica Pere Vidal, profesor colaborador de los estudios de derecho laboral en la UOC.
¿Dónde están esos puestos indefinidos creados que son, en cualquier caso, el inicio de la esperanza para luchar contra la temporalidad y la precariedad? El 57% de los beneficiados en Tarragona son hombres y un 17% son menores de 25 años. El 70% de esos contratos en Tarragona son del sector servicios, uno de los más afectados por la Covid-19 y decisivo en el mercado laboral de la provincia. «Todo lo que es el sector turístico o la hostelería utilizan más el fijo discontinuo. Hasta ahora se usaba mucho la modalidad de obra o servicio», apunta Vidal.
«Los datos de indefinidos son una magnífica noticia. En nuestras comarcas nos va a ir muy bien, porque es donde más se ve la temporalidad. A nuestro territorio la reforma laboral nos favorece, porque hay muchos contratos en precario y eso bajará en el sector servicios», reconoce Mercè Puig, secretaria general de CCOO en Tarragona. Pere idal, desde la UOC, subraya que «uno de los grandes propósitos de la reforma es modificar el marco del contrato más usado por el modelo de relaciones laborales que era el de obra o servicios, que desaparece y se tendrá que hacer a través del fijo-discontinuo, que es el contrato triunfador de este cambio».
Vidal cree que de esa forma se acota la contratación temporal: «Eso tiene ventajas para los trabajadores. En un contrato temporal pagas los 12 días que son y ya está. Ahora no, ese tipo de contratos no da expectativas de seguir. En cambio, en el fijo-discontinuo, aunque solo se trabaje en unos periodos determinados cada año, el contrato es indefinido, es un único contrato, como un río que desaparece y luego vuelve a salir. Eso da unas garantías al trabajador, porque sabe que no se va a quedar colgado. Y le tendrán que pagar 20 días en caso de despido».
Los contratos por obra o servicio también han caído, acaso por ese incremento de los indefinidos. En enero se firmaron 5.628, un 9% menos que en el mismo mes de 2021 y la cifra más baja de los últimos años en Tarragona. Siempre comparando el primer mes del año, el número de contratos por obra o servicio que ahora deberían reducirse rondaba los 7.000.
Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona, también aplaude el cambio: «La parte modificada supone una mejor muy sustancial, sobre todo para luchar contra esos contratos de un día, de una semana o de un mes. Se eliminará mucha precariedad contractual. Habrá gente que pase a fijos o a fijos-discontinuos y eso da estabilidad».
No todos los datos son tan positivos. A nivel global de España, el 40% del empleo indefinido creado es a tiempo parcial o fijo discontinuos, dato que empaña la buena dinámica. Aun así, el ambiente es de esperanza. «La reforma satisface nuestras pretensiones, aunque no abarca todos los puntos que querríamos. Pero no es un punto final, es un avance. Hay que pensar de dónde veníamos», reconoce Mercè Puig.
«Esfuerzo del tejido productivo»
Josep Ginesta, secretario general de Pimec, constata «el esfuerzo del tejido productivo catalán para mejorar la contratación indefinida». Aun así, ha destacado «los contratos que se han dejado de hacer por la incertidumbre y limitaciones de la nueva reforma laboral en materia de contratación». Ginesta ha dicho que «se han hecho 225.000 contratos, un 20% menos que en los años prepandemia», lo que le sirve para poner en cuestión ese éxito del vínculo contractual fijo: «Ante un contrato temporal, siempre es mejor uno indefinido; pero ante la no contratación, siempre es mejor un contrato temporal».
Pero los efectos aplaudidos de la nueva norma no quedan ahí. «Cuando se acaba un convenio, si no se renueva, puede continuar. Además, prevale el convenio del sector sobre el de la empresa, lo que afectará a las compañías multiservicios que tenían convenios por debajo del sector», indica Joan Llort desde UGT. En esa línea opina Puig, desde CCOO: «Es muy positivo que los convenios de empresa no puedan estar por debajo de los del sector. Todo eso nos da herramientas e instrumentos para la negociación colectiva».
El profesor Pere Vidal destaca esos puntos relevantes: «Ahora el convenio mínimo lo marca el sector a nivel salarial, que es algo sobre todo para aquellas empresas multiservicios, auxiliares, que competían por ver quién daba la prestación más barata. Ahora yo no puedo dar un salario inferior al que marca el convenio estatal de un sector. También es importante la ultractividad. Un convenio que ha perdido vigencia sigue desplegando efectos hasta que se negocie uno nuevo. Era algo que ya se hacía pero ahora queda refrendado por la reforma».
«La reforma me parece positiva»
Sindicatos y patronales se pusieron de acuerdo. Los expertos la aplauden con matices. «A mí me parece que la reforma es positiva. Mucha gente critica que se había anunciado una derogación y no haya sido así. No se ha vuelto a lo anterior, claro. De hecho, los puntos más fuertes se mantienen igual. Volver a los 45 días por año trabajado no estaba sobre la mesa, era una línea roja», confiesa Pere Vidal, que destaca, eso sí, varios aspectos positivos: «Las modificaciones en materia de contratación van en la línea de luchar contra la temporalidad y también para controlar el abaratamiento de costes a costa del salario y evitar un ‘dumping’. Eso es lo más relevante. Quizás la reforma no es lo más ambiciosa que se podría pensar pero eso pasa cuando es fruto del convenio entre las partes».
Los expertos creen que habrá que tomar perspectiva para valorar en su justa media el impacto de la reforma. Analistas de BBVA Research apuntan a que «el plan de choque contra la temporalidad y las medidas de la reforma laboral podrían haber contribuido a incrementar la contratación indefinida», aunque advierten de que aún es pronto para sacar conclusiones definitivas: «Dado que las empresas cuentan con un periodo de transición para adaptarse al nuevo sistema de contratación, es probable que buena parte del impacto de la reforma sobre la dualidad del mercado de trabajo se demore hasta abril e, incluso, hasta octubre». Estos expertos subrayan «las limitaciones a la duración de los contratos temporales y penalizaciones a su encadenamiento» y destacan la «flexibilización del contrato fijo-discontinuo».