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Cierres, traspasos y nuevas ideas en el ocio nocturno de Tarragona

El cierre de El Cau y La Cova reabre el mantra de Tarragona como «una ciudad dormida». Los pocos locales con licencia de discoteca de Tarragona sobreviven en un difícil contexto postpandémico

14 octubre 2023 18:20 | Actualizado a 15 octubre 2023 07:00
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Tarragona se despide de una Santa Tecla masiva y da inicio la época universitaria, con esta, vuelve aquel mantra que arrastramos desde hace años de ser «una ciudad aburrida y sin mucha oferta nocturna».

El cierre de El Cau y La Cova, quizás dos de los locales más emblemáticos de la Part Alta, alimenta esta narrativa y muestra nuevamente la dificultad del sector del ocio nocturno en el municipio.

Cabe remarcar que el problema que arrastra este tipo de locales no es exclusivo de nuestra ciudad. La pandemia se ha ensañado con el sector y en Catalunya han desaparecido un 30% de los establecimientos. De hecho, Tarragona podría sentirse afortunada porque ninguna de las ocho licencias de discoteca de la ciudad ha echado el cierre definitivo.

No obstante, tres de ellos (Highland, Premium Club y Bloombsbury) han sido traspasados desde que dejamos atrás el Covid-19.

Estas cuentas dejan solamente dos locales que siguen abiertos durante este otoño y cuyos propietarios han sobrevivido a la etapa de cierre, Totem y la Sala Zero. A estos habría que sumar una octava licencia, en manos de los propietarios del Casino Tarragona, que, sin embargo, no ejerce su derecho de abrir hasta la madrugada.

Con todo, el panorama no es demasiado positivo para el sector, Christian Compte, propietario de Totem y presidente de la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon), considera que «Tarragona debería tener unas 15 discotecas por la población con la que cuenta».

La explicación breve, para el presidente, es una cuestión cultural, los jóvenes de la ciudad crecen acostumbrados a desplazarse a otras poblaciones como Reus o Salou, y es una práctica que se repite constantemente.

A esta cuestión habría que sumar las problemáticas con los vecinos, quienes siempre han sido muy críticos con esta actividad, para muestra, la plataforma Farts de Soroll. Compte reivindica que el sector «no es parte del problema, sino de la solución», asegurando que «el incivismo existe más allá de la actividad de los locales», y ellos son «un agente que puede ayudar a controlarlo».

Sus palabras cogen significado con lo visto en la pandemia, cuando el cierre de los locales no pudo evitar la concentración de jóvenes en la calle y obligó a intensificar el trabajo policial.

Compte asegura que «este es un sector especialmente perseguido». Poniendo de ejemplo el accidente de Murcia, el presidente manifiesta que «hacía 27 años que no ocurría nada grave en una discoteca», sin embargo, «el impacto en la opinión pública ha sido muy potente».

Compte condena los hechos sucedidos y considera que es una desgracia, pero a la vez remarca que «en otros sectores no se utiliza la misma vara de medir». El presidente reitera que «en Catalunya las medidas de seguridad son muy estrictas», y posiciona el sector como «un servicio de utilidad para la juventud», aunque muchos «no lo puedan ver así».

De la euforia al letargo

El propietario de Totem relata como la reapertura del sector después del confinamiento supuso «una gran euforia» que llenaba todos los locales. No obstante, con el tiempo esta efervescencia inicial se ha ido apagando y ha dejado al descubierto que «muchos jóvenes han aprendido a quedarse en casa», dejando una nueva realidad que tampoco reporta grandes resultados para las discotecas.

En cuanto a las nuevas generaciones, la ciudad nunca ha tenido una oferta enfocada a menores de edad, abriendo durante las tardes y sin vender alcohol.

Algunos han planteado esta idea, pero parece «no ser viable en Tarragona». Javier Suárez, nuevo propietario de Premium Club desde diciembre, ha tanteado diversos públicos, pero descarta rotundamente este modelo. Suárez considera que «no se puede tener un control exhaustivo de que no entren alcohol al interior del local». Este es uno de los puntos que explica el desplazamiento de los jóvenes de Tarragona a otras poblaciones para su actividad nocturna.

«Los jóvenes han asumido el quedarse en casa y los adultos son más selectivos»

Por lo que se refiere a los sectores de edad por encima de los treinta años, Ángel Lopera, propietario de la Sala Zero asegura que «se ha confirmado una tendencia a ser más selectivos», y salen únicamente en fechas destacadas. Compte coincide con esta premisa, manifestando que «el sector más adulto sale poco pero con fuerza».

A estos segmentos habría que sumar la influencia de los turistas. Para Christian Compte, «este verano ha sido el primero en el que han notado la presencia de los visitantes en sus locales».

Una muestra del crecimiento turístico en la ciudad, que cada vez decide más pernoctar. Para Compte, «es una noticia positiva que puede ayudar al sector a crecer y no acabar desapareciendo»..

Reinventarse y diversificar

La crónica de los diferentes locales de ocio nocturno en la ciudad deja un claro factor en común, la mayoría de ellos están reinventándose y aplicando nuevas actividades para poder solventar la crisis que arrastran desde 2020.

En el caso de la Sala Zero, el local siempre ha sido conocido por su programación de conciertos, su propietario detalla que cuentan con más de 100 al año y mueven a 15.000 personas. Sin embargo, en estos últimos años la sala ha buscado también otros públicos profesionalizándose, entre otros, en las fiestas de música electrónica.

Lopera indica que buscan «no tener una sola noche y llegar a diferentes colectivos». En total, la sala ofrece hasta 20 de estas propuestas especializadas y cada mes establecen una programación estable.

La mayoría de locales de ocio nocturno de Tarragona ha diversificado su oferta

De hecho, la Sala Zero aprovecho la etapa pandémica para reinventar su propio local a través de ayudas Next Generation para hacerlo «más moderno y sostenible», y consideran que «han aprovechado esta crisis como una oportunidad».

Durante la temporada anterior, la sala acogió también programación cultural que va más allá de la oferta nocturna, como puede ser las grabaciones del programa Golfes, los monólogos de Pint of Science de la URV o la Experiéncia de Periodista del Col·legi Oficial de Periodistes. Este camino también ha sido explorado por Totem, que pese a mantener su oferta de discoteca comercial clásica en el local de Pau Casals, ha innovado con propuestas de tardeo, o fiestas ochenteras en Totem Café. Compte quiere seguir explorando esta vía con una programación más diversa durante esta temporada.

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