Después de Tarragona, Reus incrementaba esta semana las frecuencias de los autobuses directos con Barcelona. Una demanda que desde hace algunos días venían reivindicando los usuarios de la capital del Baix Camp, para paliar los efectos del corte de vías de Roda de Berà.
Las situación nada tiene que ver entre una ciudad y otra. Mientras en el caso de Tarragona ya estamos hablando de un servicio consolidado, con prácticamente 1.100 tarjetas vendidas y un promedio de 500 pasajeros al día, el arranque desde Reus ha sido tímido. «Se ha hecho rápido y mal, yo misma no tenía claro que se pusieran en marcha el lunes», lamentaba la portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies, Ana Gómez Llauradó.
El colectivo teme que se esté preparando la «guillotina» cuando «ni siquiera se ha dado una oportunidad para que funcione». Y es que, el pasado lunes por la noche, el secretario de Mobilitat i Infraestructures de la Generalitat, Manel Nadal, aseguró en el programa ‘No ho sé’ de Rac 1, que «tiene que verse realmente la demanda» del servicio, después de que durante el primer día tan solo un usuario subió a la primera expedición de la mañana.
Preguntado sobre si se cuestiona la continuidad de este servicio, el Departament de Territori no cerraba la puerta a que pueda darse marcha atrás. «Como en el resto de servicios complementarios del Pla d’Alternatives de Transport (PAT), se hará un seguimiento de la evolución para poder valorar las actuaciones a realizar», se aseguraba.
Desde la conselleria que lidera Sílvia Paneque se defiende que el hecho de que haya tenido muy poca utilización estos primeros días «no» es por la falta de información. «Es evidente que el servicio ha salido en muchos medios y, por tanto, es conocido», se afirma. Estas mismas fuentes también recuerdan que «tanto la plataforma de usuarios como el Ayuntamiento de Reus» estaban informados sobre la puesta en funcionamiento de este servicio, que ha incrementado en cinco nuevas frecuencias directas la conexión con Barcelona. La decisión ha ido acompañada de la incorporación del título de transporte bonificado T-10/120, de forma que cada viaje sale a un precio de cuatro euros.
Si desde un primer momento hubo consenso para la implantación de esta tarjeta desde Tarragona, en el caso de Reus costó más. «En un caso no hay trenes directos, mientras que en el otro hay un alargamiento del recorrido», se apunta. Pese a ello, las demoras de entre 30 y 60 minutos obligaron a tomar nuevas medidas para estos viajeros.
La continuidad de este título de transporte no está garantizada más allá de las obras en la vía ferroviaria entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders. De momento, desde el Govern que preside Salvador Illa se asegura que durante su ejecución «se valorará cuales son las medidas a mantener o a adoptar en el futuro, teniendo en cuenta el conjunto de servicios tanto de tren como de bus cuando finalicen las obras».