Cuatro de cada diez usuarios que antes del corte de vías cogían el tren en las estaciones de Altafulla y Torredembarra han abandonado este medio de transporte desde el día 1 de octubre. Es uno de los datos que muestra la ‘pesadilla’ que están viviendo los vecinos de estas poblaciones del Baix Gaià, a raíz de las obras del Corredor del Mediterrani en Roda de Berà, que comportan que ahora mismo estos viajeros tengan que coger un autobús hasta Sant Vicenç de Calders.
La cifra ha salido a raíz de un cuestionario realizado por uno de los miembros de la plataforma Dignitat a les Vies, que es sociólogo, entre algunos de los usuarios de estas poblaciones. Un total de 23 personas participaron en la muestra, de los cuales tan solo nueve aseguraron que utilizan de forma sistemática los servicios alternativos por carretera habilitados por Renfe.
En cuanto al resto, tres afirmaron que van directos a Sant Vicenç de Calders, dos indicaron que alternan las diferentes opciones y nueve que no utilizan el servicio ferroviario para la ida a Barcelona.
En las respuestas destaca que los usuarios de Altafulla son los que más han desistido de este plan de alternativas, ya que de las trece personas participantes, que antes cogían el tren a diario para ir a trabajar a la capital catalana, tan solo tres utilizan el autobús. Por el contrario, de las nueve personas que ya no utilizan el servicio ferroviario, ocho eran usuarias de esta estación.
«Desde el primer día venimos denunciando que los horarios de los autobuses no están sincronizados con los trenes y después hemos visto como a inicios de esta misma semana se habían cambiado los horarios sin previo aviso», indica Òscar-Adrià Ibáñez, quien asegura que «la gente está desertando».
Entre las razones que esgrimen las personas que ya no utilizan el tren por este cambio, todas apuntan al incremento de tiempo o el estrés que comportan las alternativas que se han planteado. De hecho, una de las conclusiones que se ha obtenido a raíz de esta muestra es que de promedio se apunta a un incremento de más de treinta minutos en los desplazamientos. «La pérdida de tiempo es enorme, de más de treinta minutos para la ida e incluso muy superior en cuanto a la vuelta», indica Ibáñez.
Menos horas de sueño
A raíz de las respuestas de los usuarios, Ibáñez apunta que «para los que cogen el coche la situación todavía es peor», ya que tanto el tráfico de la AP-7, como las entradas a Barcelona, como las dificultades para aparcar en la ciudad, constituyen un importante handicap. «Todos estamos sacrificando muchas horas de sueño», concluye. Por este motivo, cada vez son más las voces que reivindican los autobuses directos con Barcelona, igual que se ha hecho con Tarragona y Reus.
En la encuesta también se valoraba el cambio en los horarios que se hizo semanas antes del corte en el servicio de Regionals desde el sur de Catalunya a Barcelona de primera hora de la mañana. Al respecto, la totalidad de los usuarios considera que «fue un desastre».