La Comisión Europea acaba de conceder a BASF una subvención de 100 millones para el proyecto de refinería a gran escala de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos que ha planificado para Tarragona. Se trata de una fábrica diseñada para instalarse en el site de BASF en La Canonja, en el Polígon Sud, y que se prevé decisiva y estratégica en la apuesta por la descarbonización y la movilidad sostenible. Así lo ha valorado la UE a la hora de seleccionar y designar las ayudas.
La iniciativa se ha definido y aprobado para Tarragona, y la subvención es también para esa ubicación, aunque el emplazamiento definitivo de la planta y la luz verde están sujetos a lo que decida la multinacional. La firma recuerda que el proyecto está aún en fase de análisis y la decisión no está tomada, aunque los fondos europeos están asignados específicamente para Tarragona y se perderían si no sale adelante.
El plan se llama BASF Battery Recycling Tarragona (BBRT) y recibe la ayuda de la iniciativa Innovation Fund. En la documentación de la UE, recién publicada, se añade: «Las inversiones en Tarragona apoyarán el establecimiento de una cadena de valor de baterías en España y generarán alrededor de 200 nuevos puestos de trabajo directos en la zona».
La planta será vital porque «sentará las bases para seguir ampliando la capacidad de reciclaje de baterías en Europa y avanzar en la tecnología para hacer frente a los crecientes volúmenes de baterías que se reciclarán en el futuro».
La tecnología viene a solucionar un problema futuro derivado del coche eléctrico: ¿qué hacer con todas esas baterías una vez concluye su uso? La respuesta está en el reciclaje. «Las baterías de vehículos eléctricos requieren varias materias primas como litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito», indican desde la UE. La extracción de todos esos materiales genera una importante huella de carbono.
Para evitarlo, la BBRT tendrá capacidad para procesar esa materia prima equivalente a 120.000 toneladas de baterías al final de su vida útil por año. Recuperará con alto rendimiento níquel, cobalto, litio, cobre y manganeso. Las autoridades europeas justifican la aportación en el papel crucial que tendrá la instalación para «proporcionar a la industria de baterías de la UE materias primas producidas localmente y de forma sostenible».
Otro de los puntos a favor evaluados por la Comisión Europea es la aportación en términos de sostenibilidad y lucha contra las emisiones. También ahí esta factoría cumplirá. En comparación con esos materiales primarios que se extraen mediante minería, de una forma mucho más contaminante, la planta de reciclaje supondrá una reducción del 58% de gases de efecto invernadero.
El sistema, a escala industrial, supone un proceso de retroalimentación en un circuito circular del material de la batería. Incluso ya se han calculado los beneficios que arrojará: se espera ahorrar 2,4 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero durante los primeros diez años de funcionamiento en comparación con lo que costaría producir esos mismos metales a través de la minería. «Esta reducción –indica la UE– equivale a las emisiones provocadas por el consumo anual de electricidad de 3,5 millones de hogares europeos».
El litio, especialmente clave
Específicamente, el litio tendrá una especial importancia. «Su proceso de producción cumplirá con los próximos requisitos del Reglamento de baterías de la UE con respecto a la eficiencia del reciclaje y permitirá el cumplimiento de los requisitos de contenido reciclado para baterías de iones de litio», agregan en la Comisión Europea.
La autoridad recuerda que «las baterías son el corazón de todo vehículo eléctrico» y que el objetivo del equipamiento de BASF es «establecer una industria de reciclaje de baterías competitiva en Europa y contribuir a reducir la dependencia de las baterías de las importaciones de componentes como níquel, cobalto y litio».
El proceso en cuestión que se instauraría en Tarragona se denomina ‘black mass’ (masa negra) y llegaría una vez la batería ha cumplido su vida útil. Se trata de un triturado de la batería para luego recuperar los metales, con un procedimiento hidrometalúrgico.
La ayuda europea no es la única concedida. El Gobierno de España, a través del Ministerio de Industria, ha confirmado que el proyecto ha obtenido una subvención por 15,8 millones dentro del programa Perte Vec 2.
El inicio de la cadena de valor
BASF ha dejado clara desde hace tiempo su apuesta a nivel mundial por el negocio de las baterías y, en concreto, ha puesto esfuerzos en investigar cómo reciclar los componentes y volverlos a poner al principio de la cadena de valor.
En la feria de Expoquimia de este año, Raúl Yuste, global Key Account Manager para Battery Recycling de BASF, afirmaba: «Históricamente BASF ha creado soluciones a partir de la química para dar respuesta a los retos a los que como sociedad nos enfrentamos. Ahora, uno de ellos es la movilidad eléctrica y aquí BASF también quiere ser parte de la solución y por eso crea este negocio». Yuste defiende que «el futuro será circular o no será» y «en todos los productos que se diseñen vamos a tener que anticipar su circularidad, ya sea mediante su segunda vida o a través de su reciclado, y eso no es nada diferente para las baterías».
En Tarragona no se construirán baterías propiamente pero sí se reciclarán los componentes. «Nuestros clientes van a ser tanto las gigafactorías como cualquier fabricante de vehículo eléctrico, ya sea pesado o ligero», apunta Yuste.
BASF y Repsol han accedido los fondos europeos de energías limpias. La planta BBRT y el electrolizador de Repsol son dos de los 41 elegidos en Europa por Bruselas para impulsar la sostenibilidad. Hubo 239 propuestas iniciales. La UE ha comprometido con estos planes 3.600 millones en ayudas en global.