María (nombre ficticio de esta enfermera) trabaja desde hace años en un hospital de la provincia de Tarragona. El pasado verano, después de casi un año y medio de pandemia, se vio obligada a coger la baja y a recibir tratamiento psicológico a través de la Fundació Galatea. El motivo: un cuadro de síndrome de ‘bournout’ (o síndrome del trabajador ‘quemado’) unido a ansiedad y estrés postraumático.
¿Qué le llevó a contactar con la Fundación Galatea?
Desde el trabajo nos pasaron un enlace en el que se hablaba de esta fundación, donde prestaban ayuda a los sanitarios que tuviésemos algún problema psicológico. Llegó un momento en el que me encontré bastante mal, a nivel ansioso y de agotamiento físico y mental y necesitaba una válvula de escape.
¿Cuándo aparece este cansancio físico y mental?
Fue un año después del inicio de la pandemia. Durante el primer año hubo mucha falta de enfermeras y de sanitarios en general y la organización fue bastante caótica, también a nivel hospitalario que es donde yo estoy. Empecé a encontrarme cada día en un servicio distinto, sin ningún orden, con compañeros diferentes, sin días de fiesta, sin vacaciones, etc. Y todo esto me quemó.
¿Estuvo en algún servicio del que no tuviese conocimientos o formación?
Si, en la UCI. De la noche a la mañana me dijeron que tenía que ir a la UCI, sin estar formada. Este fue el punto de inflexión que me llevó a estar tan mal psicológicamente.
¿En qué estado llegó a la consulta del psicólogo?
Llevaba un par de meses que necesitaba contactar con la Fundació Galatea, pero no me atrevía a dar el paso, por una presión que yo misma me creé. Me decía que cómo me iba a dar de baja si faltaba tanto personal. Llegó un momento que no aguantaba más. Estaba estresada, tenía insomnio, mal humor, sensación de agotamiento constante, desgana hacia mi trabajo y otras actividades de la vida diaria., etc. Todo esto lo pagaba mi familia y llegó un día en el que di cuenta de que no podía seguir con esta situación.
¿Es entonces cuando se coge la baja?
Me puse en contacto con la Fundació Galatea y con mi médico de cabecera, que cuando le expliqué todo me dio la baja. Una enfermera de salud mental de la fundación fue la que me puso en contacto con un psicólogo. Estuve dos meses y medio de baja, pero con tratamiento psicológico, más de seis meses.
¿Y qué le aportaron estas sesiones con el psicólogo?
Me ayudaron a entender que lo que yo estaba sintiendo era algo normal dentro del contexto de pandemia que estábamos viviendo y la circunstancias laborales que estábamos teniendo. El psicólogo también me ayudó a aprender a gestionar todo esto de otra manera.
Uno de cada cinco sanitarios se ha planteado abandonar su profesión. ¿Es su caso?
Sí. No seriamente hasta el punto de buscar otro trabajo, pero si de buscar algo diferente dentro de la misma profesión. En el sector de enfermería, en concreto, hay encuestas que hablan de un 50% de trabajadores que han pensado en dejarlo. Me parece muy fuerte.
¿Cree que la sociedad, en general, valora lo suficiente su trabajo?
La sanidad, en general, está reconocida entre la ciudadanía, pero también es verdad que la ataca mucho. Al ser una sanidad pública, mucha gente se cree que –como paga sus impuestos- los sanitarios tenemos que hacer lo que ellos quieran. Pero esto no es así. Es verdad que durante la pandemia me sentí bastante arropada por los pacientes que atendía y noté su gratitud. Pero una vez pasado lo peor de esta pandemia hemos vuelto un poco atrás y mucha gente se cree que los enfermeros somos los criados de los médicos o que no tenemos un margen de actuación propio. Cuando la enfermería es mucho más que hacer una cura o suministrar medicación. Creo que falta un poco de conocimiento sobre nuestro trabajo y que se nos valore.
¿Y los gestores? ¿Valoran el trabajo de los enfermeros?
Entiendo que la pandemia nos pilló a todos por sorpresa y que al principio se resolvió como se pudo. Pero creo que a lo largo de los meses se podrían haber mejorado muchas cosas que no se mejoraron.
¿Cree que hemos aprendido de los errores, en el caso de que nos afecte otra pandemia?
Lo dudo, porque estamos en un momento en el que falta mucho personal sanitario. España es un gran país formador de sanitarios, pero que permite que se vayan a otros países donde se nos reconoce un montón. Por mucho que intentemos aprender, ahora mismo no se puede y pagamos el pato los que estamos. Es triste decirlo, pero si llega otra pandemia sería igual de catastrófico o peor, porque ya sabemos a lo que nos enfrentamos y psicológicamente sería muy duro.