Ellas saben lo que es estar dos meses sin salir de casa

Testimonios. Enfermos crónicos de Tarragona se protegen al máximo como grupo de riesgo y dan claves para sobrellevar el confinamiento: «Hay que ilusionarse con algo»

24 marzo 2020 09:00 | Actualizado a 31 marzo 2020 10:52
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Están habituadas a la reclusión y son un grupo de riesgo serio. Por eso deben resguardarse con especial ahínco y disciplina; por eso están tan acostumbradas a refugiarse en las cuatro paredes de casa y no salir, incluso cuando la vida bullía afuera, hace solo dos semanas. Cuando pisan la calle lo suelen hacer con mascarilla, también en los momentos en los que no hay ninguna emergencia sanitaria.

«Me dijo el doctor que soy una persona de riesgo, por haber pasado por una embolia pulmonar que sufrí el verano pasado y que obligó a que me ingresaran en el Sant Joan. Estoy lavándome las manos constantemente y he extremado la limpieza», reconoce Manuela Moya, vecina de Reus que padece fibromialgia severa, cervicalcia, síndrome de fatiga crónica y acarrea síntomas de sensibilidad química múltiple. «En estos últimos meses mi estado de salud ha ido empeorando. Me diagnosticaron sinusitis aguda frontal, faringitis aguda, tos irritativa y bronquitis. Por todo ello llevo confinada en casa desde que empezó la crisis», explica.

«Una carga vírica más alta»

«Llevo sin salir desde el 9 de marzo. Pero he llegado a estar un mes y medio y hasta dos meses sin pisar la calle», explica una ciudadana de Tarragona afectada por estas dolencias crónicas y, por tanto, dentro del colectivo de riesgo que debe extremar las medidas para evitar un contagio que sería mucho más perjudicial y peligroso: «Solemos tener una carga vírica bastante alta, así que cualquier cosa que te entre en el cuerpo te complica la situación, porque ya de por sí está muy agotado de luchar contra virus», añade.

Cori Artiga vive en Tarragona y padece sensibilidad química múltiple, además de fibromialgia, fatiga crónica o sensibilidad electromagnética: «La situación es muy dura para todos. Me tengo que proteger sin salir de casa. Me preocupa tener una enfermedad más grave y no poder ir al hospital», confiesa. Cori admite, dentro de todo, un aspecto positivo dentro de estas crisis sanitaria global: «El aire está algo mejor, porque hay menos contaminación del tráfico, yo lo noto, pero claro, apenas lo puedo disfrutar porque no salgo de casa».

Hay, sin embargo, un trasfondo negativo derivado de las medidas que se están aplicando para combatir al virus. «Hay casos de personas que se ponen muy malas con las desinfecciones. En algunos lugares echan hipoclorito y eso causa problemas respiratorios. Es verdad que la contaminación ha caído claramente en Tarragona, pero también tenemos esos otros inconvenientes», aclara otra afectada.

Todas ellas llevan tiempo con un ‘modus vivendi’ ahora compartido por toda la población, obligada al máximo confinamiento posible. En función de la contaminación o de su estado de salud, suelen pasar semanas y semanas en casa. No hay fórmulas mágicas ni recetas infalibles para pasar el aislamiento. Cada persona es un mundo. «A la gente le diría que tenga paciencia, que todo pasa. Me pongo a cocinar, a limpiar un poco, a ordenar la casa, o hago cosas que no haría en otras situaciones, aprovecho un poco el tiempo», reconoce Manuela Moya.

«Intento relajarme»

«Yo intento leer y pintar mandalas, porque me relajan mucho», indica Artiga, que añade: «Hay que intentar distraerse como sea, ser positivo y no agobiarse, vivir el día a día y no pensar en lo que queda».

Como explican psicólogos y expertos, es fundamental establecer horarios. «Hay que levantarse, desayunar y llevar una rutina, tener cosas que hacer durante el día, intentar que tu trabajo sea estar en casa, igual que si tuvieras un empleo», cuenta una de las enfermas crónicas, para quien el enclaustramiento de larga duración es común: «Hay que marcarse un objetivo porque es la única manera de tirar hacia adelante. Hay quien dice que es mejor vivir al día, pero yo creo que es preferible hacer planes, pensar en dónde viajaremos, empezar a buscar aviones, algún destino que nos apetezca. Creo que es importante que la gente se ilusione en alguna cosa para hacer cuando haya acabado la cuarentena».

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