La historia ha vuelto a repetirse; este año 156 familias no han conseguido plaza en ninguna de las Llars d’Infants públicas a las que han apuntado a sus hijos para el curso que viene. El año pasado se quedaron fuera 151.
En la ciudad hay 10 centros públicos. Nueve son de gestión municipal: Bonavista, Cèsar August, El Miracle, El Ninot, El Serrallo, La Taronja, L’Arrabassada, Sant Pere i Sant Pau y Sant Salvador y uno de la Generalitat: La Baldufa.
En las llars públicas se ofrecen tres niveles: i0 para los bebés de entre cuatro meses y un año, i1 para los niños de entre uno y dos años, y i2 para los niños de entre dos y tres años. Las clases de bebés acogen hasta ocho niños; las de medios, hasta trece, y las de grandes, hasta veinte.
Para el curso que viene habrá un total de 683 plazas de i0 a i2, de las cuales solo se ofertan 437 ya que hay niños que ya estaban en alguna Llar.
Después de aplicarse el baremo (hermanos en el centro, domicilio, lugar de trabajo de los padres...) 156 han quedado en lista de espera, tal como se sabía ayer. Quienes sí tienen una asignación tienen hasta el 25 de junio para matricularse.
62 niños fuera en Cèsar August
Una vez más la Llar d’Infants donde ha habido una lista de espera más larga ha sido la del Cèsar August; la más céntrica y ubicada al lado de la escuela del mismo nombre. Allí hubo 62 familias que quedaron fuera. Hubo especial demanda en i1, con 40 las familias en lista de espera.
No obstante la demanda no es igual en las distintas zonas de la ciudad y se han quedado por cubrir siete plazas de i0, cuatro de i1 y dos de i2. Son no obstante, muchas menos de las que se quedaban vacantes en años anteriores. También hay que tener en cuenta que en el caso de i0 se matricula a los niños nacidos este año y a 2024 le quedan todavía seis meses.
Uno de los aspectos que ha hecho aumentar poco a poco la demanda ha sido la gratuidad del nivel i2 decretada por la Generalitat de Catalunya. El curso que viene será el tercero desde que está en vigor la medida. En el caso de la ciudad de Tarragona ha coincidido con la tarificación social que se aplica a servicios complementarios, como la acogida o el comedor. El precio del servicio cambia en función de los ingresos de la familia o el número de miembros del hogar, por ejemplo. Eso ha conseguido que algunas familias, en especial de fuera del centro, se decidan a llevar a los niños a las Llars.
Sin capacidad para crecer
Pero si se decidiera aumentar las plazas públicas no hay opción de hacerlo en los edificios ya existentes puesto que están al máximo de su capacidad.
Consultado al respecto, el concejal de educación del Ayuntamiento de Tarragona, Berni Álvarez, explica que en octubre del año pasado se valoró, junto con los técnicos del Institut Municipal d’Educació de Tarragona, la posibilidad de aumentar plazas. La idea se quedó en ‘stand by’ a la espera de ver cómo evolucionan la natalidad y los flujos migratorios. Tampoco es fácil prever, señala, la disposición de las familias a usar el servicio teniendo en cuenta que se trata de una etapa no obligatoria.
Álvarez, quien apunta que el tema se seguirá estudiando, señala que también habría que tener en cuenta el coste de infraestructuras y personal que supondría. (Actualmente una cincuentena de trabajadoras de las llars que fueron municipalizadas que reclaman al Ayuntamiento la equiparacíón de sus condiciones de trabajo al resto de trabajadoras municipales).
La oferta pública de plazas está muy por debajo de lo que dicen los datos de natalidad. Si en 2022 nacieron en la ciudad 1.044 niños, las plazas públicas de i2 (el curso donde hipotéticamente se les podría apuntar) son solo 436.
En la ciudad las cifras de natalidad han ido bajando de manera casi ininterrumpida desde 2011.
Detección de necesidades específicas
Igual que en las escuelas, e institutos, en las Llars d’Infants también se reservan plazas para los alumnos con necesidades educativas específicas (el curso que viene serán 22) aunque a esas edades suele tratarse de casos muy evidentes.
No obstante es a partir de la entrada en estos centros cuando los equipos psicopedagógicos se ponen en marcha y realizan detecciones precoces que pueden ser determinantes en la vida educativa de los alumnos. Valga como ejemplo que para el curso que viene comenzarán la escuela en I3 en Tarragona 220 niños con un diagnóstico realizado por estos equipos.
