Dos mossos d’esquadra que estaban fuera de servicio lograron detener a un hombre que había cometido minutos antes un robo en el interior de un domicilio cercano a la céntrica Plaça de la Font de Tarragona. El ladrón multirreincidente –había sido arrestado en una veintena de ocasiones– ofreció una fuerte resistencia y ambos agentes resultaron heridos. Después de pasar por el Juzgado de Guardia, ingresó en prisión.
Sobre las cuatro de la tarde del pasado sábado, un vecino del Carreró de la Rosa –cerca de la calle Portalet– se encontraba en su habitación echando la siesta. Se despertó y vio a un individuo que salía de la habitación, a la vez que echaba en falta una riñonera –que contenía el DNI, teléfono móvil, 130 euros y una tarjeta de crédito–.
Fue hacia la puerta de entrada al piso y se la encontró abierta. Cuando salió a la terraza vio que el hombre que había visto en su habitación salía por el portal y comenzó a gritar para pedir ayuda.
Gritos de la víctima
Los gritos fueron escuchados por dos mossos d’esquadra –destinados en la comisaría de Tarragona– que se encontraban en la Plaça de la Font –cerca de la calle Portalet– con sus familias. Los policías vieron que un hombre vestido de azul y con pantalones tejanos salía corriendo, que llevaba en las manos una bandolera roja. El sospechoso siguió su fuga hacia la calle Trinquet Vell.
Uno de los mossos se dirigió al lugar para comprobar qué había pasado, mientras que el otro se fue a interceptar al sospechoso por la calle Cós del Bou. Este policía vio que el individuo salía por la calle Sant Oleguer en dirección a la Rambla Vella. Y se percató que también lo estaba persiguiendo la víctima del robo.
El ladrón siguió por la calle Girona y, después de atravesar la plaza Verdaguer, vio que entraba en un bar de la calle August, seguido por la víctima. El agente entró en el establecimiento y no vio nada. El ladrón se había escondido en los lavabos, desde donde salían gritos por el enfrentamiento con la víctima.
El policía se identificó como tal y el delincuente comenzó a atacarlo, dándole puñetazos en el ojo y en la cara, a la vez que se iniciaba un forcejeo. El agresor le luxó los dedos al agente, momento en que llegó su compañero para ayudarlo a reducir. Pero a pesar de que le decían que parase en su agresión, el ladrón siguió dando puñetazos, que recibió el segundo agente en piernas y brazo.
Los trabajadores del bar facilitaron unas bridas para poderle atar las manos. Los agentes recuperaron la bandolera y lo que había en el interior. Y en el pantalón llevaba un plástico reojo roto con marcas de uso. Es una pieza que utilizan los ladrones de viviendas para poder abrir la puerta de entrada a las casas. Patrullas uniformadas se llevaron al detenido, mientras que los dos agentes fueron atendidos de las lesiones en el hospital.