Un estudio de la científica de la Universidad de Málaga Inés Moreno, en colaboración con la Universidad de Texas, ha identificado una nueva diana terapéutica que podría frenar el Alzheimer, mediante la eliminación de proteínas tóxicas del cerebro, principal motivo de muerte neuronal, a nivel circulatorio.
Esta investigadora ha conseguido reducir en un modelo preclínico la cantidad de proteínas tóxicas en el cerebro hasta en un 40-80 por ciento, ha informado este martes la Universidad de Málaga en un comunicado.
Estas proteínas también se encuentran en la sangre y, según señala la experta, están en equilibrio con el cerebro, por lo que si aumentan en el cerebro, también aumentan en la sangre y viceversa.
A partir de estos resultados, Moreno propone la eliminación de los agregados tóxicos como diana terapéutica ante la enfermedad en este trabajo que ha sido publicado en la revista científica "Molecular Psychiatry", del grupo "Nature".
"Eliminar las proteínas tóxicas del cerebro es el objetivo de la mayoría de las terapias actuales frente al Alzheimer", explica la investigadora del grupo de la Universidad de Málaga "NeuroAD", que aporta como novedad en este estudio la reducción de las toxinas desde la sangre, donde también están.
"Hemos constatado que, si quitamos toxinas de la sangre, estas drenarían del cerebro a la sangre de nuevo en busca del equilibro, mejorando los signos clínicos y la patología de la enfermedad", asegura Moreno.
La científica afirma que, actualmente, el análisis de muestras sanguíneas ya se emplea, en algunas ocasiones, para el diagnóstico de la enfermedad como alternativa a la neuroimagen, aunque hasta el momento nunca se ha utilizado con el fin demostrado en este trabajo.
Por ello, este nuevo uso "abre la puerta a posibles estrategias terapéuticas no invasivas, que actúen a nivel circulatorio".
Así, los resultados probados en modelos animales han evidenciado que este tratamiento mejoraría la capacidad de memoria y aprendizaje, corregiría fallos cognitivos y podría no solo eliminar las proteínas tóxicas, sino también modificar otros factores importantes en el desarrollo de la enfermedad.
La Universidad de Texas, donde Inés Moreno es profesora asociada, continuará con este estudio a nivel clínico, en busca de determinar los mecanismos moleculares implicados en esta mejora de la enfermedad y, también si el tratamiento funcionaría en pacientes realizando, por ejemplo, diálisis a los pacientes con demencia o, incluso, transfusiones.