«Vivo encima de un local de ocio nocturno, y entre viernes y sábado –y algún que otro jueves– me siento como si estuviera dentro del pub. El ruido me despierta», cuenta Alberto, un vecino de la calle d’en Vilar. El residente cuenta que vive «hace 20 años en el mismo domicilio y que la mayoría de negocios de ocio» que se han instalado en su zona «se han hecho notar».
Lo que a Alberto dice «afectarle más» es todo lo viene después de la fiesta en el interior del negocio: «La gente, al salir del local monta jaleo, incluso se orina en la vía pública». La gestión de este «comportamiento incívico» ha motivado que tanto él como «otros vecinos de la zona» hayan llamado repetidamente a la Guàrdia Urbana: «Las consultas han sido continuas, desde hace mucho tiempo, y ya no nos hacen caso, el Ayuntamiento no toma medidas, nos ignora, es vergonzoso».
Otro vecino de la misma zona, que prefiere mantenerse en el anonimato, añade que «ahora que vienen elecciones, sería clave que los políticos incluyeran soluciones para este tipo de problemas». El Ayuntamiento «no pone medidas de ningún tipo, ni vigila si determinados locales cumplen con los horarios de cierre, ha habido vecinos que han tenido que marcharse a dormir a otro lado por el ruido». Este vecino destaca que el Ayuntamiento «debería velar por una convivencia sana, fomentar un equilibrio y rehuir el turismo de borrachera», y más ahora que viene el buen tiempo. Critica, además, la limitación que tienen para gestionar el incivismo: «No hay mecanismos efectivos para que, si queremos quejarnos, se nos escuche y se solucione algo; hablamos de mal comportamiento derivado del ocio nocturno, pero también de ruido, algo que también está relacionado con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que se quiere trabajar en la ciudad». En este sentido, el residente expresa que las ZBE también contribuyen «a reducir la alta contaminación acústica de la calle» y propone que se controle el asunto si se quiere avanzar hacia una ciudad más amable, porque «queremos seguir viviendo en el centro y descansar».
Alejándonos de esta zona y en el radio del arrabal de Robuster, T. T. cuenta que vive «a 50 metros de un local de ocio nocturno y por la lejanía no oigo ruido directo o vibración, pero cuando he dormido en Reus, siendo fin de semana, es habitual que oigamos gritos procedentes de peleas entre gente borracha que sale de un local y vuelve, quizá, hacia casa; también chicas llorando o gritos, de madrugada». T. T. también cuenta que «he hablado con vecinos que viven más cerca del local de ocio nocturno en cuestión y están amargados por el ruido; debería haber más respeto por los vecinos y más control en las entradas».
Preguntados por el tema, desde la Associació de Veïns Puríssima Concepció i Casc Antic hacen saber que, «en nuestra zona, los ruidos son más bien pasajeros, captamos a la gente que se mueve hacia los locales; ya no tenemos tantas quejas de incivismo en nuestras plazas del Teatre y el Baluard, pero pedimos que se siga controlando la zona».
El centro, aun así, no es el único foco que quejas por este tema. El presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR), Marcos Massó, expresa que le han llegado quejas de focos como el Passeig Mata y otros más alejados del Tomb de Ravals, «cercanos a locales de ocio y de bares que cierran tarde». «El incivismo es un tema de educación, la gente bebe mucho y durante horas y, cuando sale a la calle, no controla. Es un asunto complejo de gestionar, y ahora que se acerca el verano y el calor, la gente abrirá más las ventanas y escuchará más ruido», declara el representante vecinal. El tema que nos ocupa, dice, tiene que tener «comprensión por las dos partes, tiene que existir cierto respeto entre ambas».
Sobre el incivismo, el alcalde, Carles Pellicer, dice que «somos conscientes del problema, es la principal preocupación de la ciudadanía». Por eso, la Guàrdia Urbana, recuerda, tiene en marcha un dispositivo específico de prevención para identificar los autores del incivismo, que «malogran recursos públicos y la imagen de Reus». «Trabajamos desde la presión policial, el seguimiento, el control y la sanción; y con el despliegue de la red de cámaras de videovigilancia», señala el alcalde. Trabajan en colaboración «con los empresarios del sector del ocio nocturno, el tejido comercial y asociaciones de vecinos, y desde la prevención con campañas informativas y de sensibilización».