Roger Lascorz (29 años, Reus) habla habitualmente con su familia pero no en estos días. Mucho menos ayer. Ya se pueden imaginar lo ajetreado que estaría en el Kennedy Space Center, de Florida, desde donde siguió los preparativos, finalmente aplazados, para lanzar el cohete SLS de la NASA. Hace unos días publicó las fotos en Facebook, junto a la nave, la primera pieza de un ambicioso proyecto que debe abrir una nueva era en la exploración espacial y que culminará con el regreso a la Luna. Lascorz trabaja desde hace tres años en Cabo Cañaveral para la agencia aeroespacial americana.
«Está muy contento de su trabajo, muy satisfecho de lo que hace. Era su sueño desde pequeño. Estos días está ocupadísimo», cuenta Andreu Lascorz, su padre. Apenas puede dar detalles de su labor específica, por estrictas cuestiones de confidencialidad, pero su trabajo es clave en las misiones del programa Artemis, que tiene como objetivo llevar de nuevo a humanos a la Luna en 2025. En la NASA su trabajo está relacionado con la ingeniería.
Su aportación es especialmente relevante por lo que supone esta misión, que ayer se vio frenada por el aplazamiento del lanzamiento. Se trata, en realidad, de cuatro proyectos. El primero, Artemis 1, es una misión no tripulada en la que se pone a prueba el cohete SLS, que aún no se ha lanzado nunca, y el escudo térmico de la cápsula Orión, para poder transportar a personas.
Lascorz tiene 29 años, es físico e ingeniero aeroespacial y trabaja en Cabo Cañaveral
Si esta misión prospera, la siguiente será en 2024, en la que cuatro astronautas realizarán un sobrevuelo lunar antes de volver. En 2025 sí está previsto el envío de cuatro astronautas, «esta vez para hacer historia con la primera mujer y el próximo hombre que caminarán sobre su superficie», según expone la agencia. Artemis toma el relevo del programa Apolo, cuya última misión, la Apolo 17, ocurrió en 1972 y representa la última vez que el hombre se ha posado sobre la superficie lunar.
La historia de Lascorz está ligada desde siempre a su talento precoz. Con 16 años, al terminar la ESO, se fue a Estados Unidos, donde entró en la University of West Georgia para centrarse en la ingeniería aeronáutica y astronáutica. Tiene un grado en Física, otro en Ingeniería Aeroespacial y un máster. «Ha sido duro llegar pero era la única manera. La mayoría de cosas que valen la pena son difíciles de conseguir. Siempre conté con mucho apoyo de la familia», explicaba Roger en una entrevista con el Diari en 2019, en la que reconocía estar viviendo su sueño. «Siempre he sido fan de la NASA. No todos los países tienen organizaciones que inviertan recursos estatales en la ciencia», añadía.
«Ir al espacio sería increíble. No pasé el corte en la última selección pero lo seguiré intentando», admite el ingeniero
En una entrevista como exalumno con la University of West Georgia, reconocía: «Espero estar involucrado con una base permanente en la luna». Incluso admitía que «ir al espacio sería increíble», algo que ha intentado: «Desafortunadamente, no pasé el corte la última vez que la NASA hizo una selección de astronautas, pero seguiré intentándolo. El listón está muy alto en este momento, pero con suerte, a medida en que aumente la demanda de astronautas, más humanos tendrán la oportunidad».
Eduard Brota fue su profesor de tecnología con 12 años, en la Escola Sant Josep, antes de que fuera al Institut Domènech i Montaner: «Solo le tuve un año pero ya vimos que era un alumno muy aventajado. Destacaba en muchas capacidades. Explicabas un tema en clase y él en casa, por su cuenta, lo ampliaba. Eso no es común».
Un sueño cumplido
«Quiero diseñar naves espaciales», reconocía al ‘Diari’ Roger Lascorz en 2011. Ya aspiraba a dedicarse a algo que tuviera que ver con cohetes, propulsores y órbitas. Tenía 18 años y estudiaba dos carreras en Estados Unidos. De cuarto de ESO en el Institut Domènech i Montaner pasó a primero de Aeronáutica y Física, sin pasar por el Bachillerato. En 2019 cumplió su sueño y entró en la NASA.
Así son las diferentes fases del Programa Artemis
Primer viaje. La nave Orión, que se desplaza en el cohete SLS –el más potente fabricado hasta la fecha– viajará sin tripulación y orbitará en la Luna durante unos días antes de su vuelta a la Tierra y su amerizaje en el Pacífico. Permitirá probar la nave y obtener datos. Durará entre 26 y 42 días. El lanzamiento se aplazó ayer.
Segundo viaje. Se estima que se hará en 2024. Será una misión tripulada. Cuatro astronautas realizarán un sobrevuelo en el satélite. Servirá para comprobar si está listo para enviar a personas.
Tercer viaje. Está previsto para 2025 y, en lugar de orbitar, los astronautas podrán ya alunizar sobre la superficie. Orión se acoplará a un módulo de aterrizaje que podrá dejar a la tripulación sobre la Luna.
Estación orbital. El programa Artemis continuará en 2027 con la construcción de la estación orbital Gateway, que permitirá una presencia humana estable en la Luna.
Marte, objetivo remoto. En un futuro más incierto y más lejano aparecen las primeras expediciones de astronautas a Marte, que podrían llegar en la década de los 30. La base para lograrlo estará en este programa Artemis.