El 10 de enero de 2023 fueron localizados, en la fosa 11 del cementerio de Reus, los restos del militante antifranquista Cipriano Martos Jiménez (Maldonadillo, Granada, 1942-Reus, 1973). Las labores para dar con ellos habían empezado un mes antes, el 9 de diciembre, y se alargaron hasta el 4 de marzo.
Supusieron una tarea ingente de recopilación y verificación de datos, excavaciones y estudios arqueológicos, antropomórficos y genéticos, a cargo de varios equipos de profesionales hasta devolver el cuerpo de Martos a su familia, que llevaba medio siglo buscándolo. Del hallazgo se cumple hoy un año.
La memoria de la intervención en el camposanto, elaborada por la Generalitat, recoge el paso a paso de aquellas actuaciones que se realizaron al amparo del Pla de Fosses. Lo hace «con el objetivo de superar el olvido» de casos como el de Martos, que falleció tras padecer torturas en el cuartel de la Guardia Civil y fue enterrado en secreto por las fuerzas del régimen, sin permitir a sus allegados verlo ni conocer a ciencia cierta dónde estaba.
Los trabajos, adjudicados a ATICS SL, se desarrollaron en la fosa 11 tomando como base un estudio de la Direcció General de Memòria Democràtica que señalaba el lugar. En 2016 ya se había redactado un primer análisis, impulsado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
El vaciado de los libros de inhumaciones del cementerio y los de defunciones del Registro Civil, además de otra documentación del Arxiu Municipal, el Hospital Sant Joan, el Centro Documental de la Memoria Histórica y el periodista Roger Mateos, así como la experiencia del coordinador del mismo cementerio, fueron «cruciales».
Tramitados todos los permisos y ya sobre el terreno, la fosa 11 fue delimitada y se iniciaron, con la pertinente cautela, las excavaciones: primero con el apoyo de maquinaria y luego manualmente, hasta exhumar alrededor de 50 individuos. Todo lo que allí se encontró se fotografió y quedó registrado.
Y el 10 de enero afloraron restos óseos que se consideraron, por sus características, compatibles con los de Martos. Fueron reseñados como «unidad funeraria 41, (UF41)».
Aspectos como el género y la talla, el rango de edad, signos de haber sufrido una fractura de joven y marcas de la autopsia, tal como especifica la memoria de la Generalitat, ayudaron en ese sentido. Junto a ellos se recuperaron ropas y un utensilio de cirugía que se atribuyó a la autopsia.
La confirmación de la identidad mediante resultados genéticos llegó el 17 de febrero, «con un porcentaje de parentesco superior al 99,9% respecto a muestras proporcionadas por un familiar directo». Tras eso, los técnicos reinhumaron los cuerpos no compatibles, de personas que «habían fallecido en circunstancias no relacionadas con el periodo de la dictadura franquista».
La memoria, que es pública y se extiende en 177 páginas, la entregó ya el Govern el pasado mayo al hermano de Cipriano Martos, Antonio, quien encabezaba su búsqueda. Fue poco antes de que los restos del antifranquista asesinado se trasladasen a Huétor Tájar, su tierra natal, donde finalmente descansan.
Instituciones, entidades y colectivos han rendido recientemente homenaje a la figura de Martos. En Reus, en el lugar donde había estado enterrado, se colocó una placa «para que siempre quede en el recuerdo como testimonio de la represión franquista en los últimos tiempos de la dictadura, de su lucha por los valores democráticos y de la cruel represión que sufrió».
Una ruta histórica sobre los espacios vinculados a Cipriano Martos, preparada por la empresa arqueológica ATICS SL por encargo de la Generalitat, tendrá lugar este 13 de enero. Saldrá a las 11 horas desde la plaza del Abat Oliva. La participación es gratuita pero es necesario reservar en www.museudereus.cat’.
