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Roser Bonet: «Todos los niños deberían poder tener una educación respetuosa»

Profesora de educación infantil. Además de la enseñanza con el Método Montessori, en espacios como la Biblioteca Xavier Amorós explora su personaje de ‘Martina contacontes’ en sesiones que mejoran la lectoescritura en la infancia

12 agosto 2023 12:41 | Actualizado a 12 agosto 2023 12:44
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Tras cursar un ciclo de Educación Infantil y estudiar Magisterio, Roser Bonet fue especializándose en la formación Montessori, que pudo llegar a aplicar diariamente con niños de 0 a 6 años en diferentes centros en Nueva York, Figueres y Barcelona. Después, volvió a trabajar en la escuela pública en Reus, su ciudad natal.

¿Cómo descubrió el método Montessori?

Cuando estudiaba Magisterio, vi que mi visión de la educación era fuera de lo tradicional y empecé a indagar hasta que descubrí que Maria Montessori había creado unos materiales muy manipulativos y mi cabeza hizo ‘click’: Hace 10 años, era como la rara, pero me fascinó cómo los pequeños aprendían de los grandes y los grandes ayudaban a los pequeños. El método está pensado para juntar a niños de diferentes edades.

¿Y cómo arrancó su proyecto ‘Compartir Montessori’?

Empecé con materiales que ya tenía y creé mi propio espacio para que pudiesen venir adultos con quienes compartir la formación que yo había aprendido. Había mucha gente que decía que Montessori era ese método en el que los niños hacen lo que les da la gana y creí que en Tarragona había una necesidad de que se entendiera qué es, que no se trata de control, pero que los límites también son importantes.

Fomenta sobre todo la autonomía del niño.

Se centra en que los niños y niñas hagan las cosas por sí mismos, lo que no quiere decir que las hagan solos. Los adultos somos guías, les mostramos cómo se utiliza un material o cómo se hace aquel hábito que queremos que adquieran, porque ellos tienen unas neuronas espejo por las que copian todo lo que hagamos. Ello no quiere decir que si se equivocan no les debamos corregir.

«Son retos, pero también oportunidades para que los niños aprendan aquellas cualidades que necesitarán cuando sean adultos»

A su vez, usted reivindica la disciplina positiva.

Este concepto me permitió completar el conocimiento sobre cómo se desarrolla un niño emocionalmente. Consiste en un respeto mutuo, no solo hacia el niño, sino el adulto hacia sí mismo. Ante la gran mayoría de comportamientos no deseados de los niños existe una necesidad de pertenencia o contribución, porque no se sienten partícipes de algo concreto, y por eso es importante que colaboren en cosas de casa.

Precisamente, lo ejemplifica a través de sus redes.

Mi proyecto de ‘Compartir Montessori’ funciona a través de charlas, talleres, asesoramiento y acompañamiento a las familias para que sus hijos sean más autónomos, haya una mejor gestión emocional y puedan guiarles ante cualquier problemática. Son retos, pero también oportunidades para que los niños aprendan aquellas cualidades que necesitarán cuando sean adultos.

¿Sería viable aplicarlo en el sistema educativo actual?

Yo sentía que en la escuela pública no estaban preparados. Después de varias experiencias Montessori, cuando volví a la pública tras el Covid, me di cuenta que, al menos en infantil, ya había una mirada más abierta hacia el método; y creo que hoy en día hay muchas escuelas que ponen a los niños y niñas en el centro.

«Estamos en una sociedad muy inmediata y este tipo de métodos tienen una perspectiva del día a día, pero son sobre todo progresivos»

¿Qué obstáculos hay?

Desafortunadamente la mayoría de escuelas Montessori son privadas y no todas las familias pueden acceder a ellas, cuando todos los niños deberían poder tener una educación respetuosa. Quiero luchar para que también esté en la pública. Este año, por ejemplo, estuve en La Vitxeta y el próximo curso iré a Sant Bernat Calbó y tengo muchas ganas.

También, estamos en una sociedad muy inmediata y este tipo de métodos tienen una perspectiva del día a día, pero son sobre todo progresivos.

¿Hay algunas pautas para iniciarse?

Los materiales están al alcance de todos para comprarlo, pero no es lo más importante. Lo principal es que el centro busque y quiera ese cambio porque realmente ven que es importante para el niño y no porque venda más o quede más ‘guay’ decir que haces Montessori. Lo más importante es entender al niño desde el respeto, de forma individual y como pequeño colectivo, sea en familia o en clase.

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