Pere Pagès, desde el pasado jueves ex Síndic de Greuges de Reus, ha sido el cuarto que ha ejercido como tal en la ciudad. Tomó posesión del cargo en 2012 y desde entonces ha visto evolucionar a través de consultas y quejas ciudadanas la capital del Baix Camp. En sus «10 años y seis meses en el cargo», cuenta que el requisito principal de un Síndic es «saber escuchar». Ahora deja la plaza en cumplimiento del Reglament de la Sindicatura Municipal de Greuges.
El pasado día 30 de junio dejó la Sindicatura. Las consultas y quejas ciudadanas le habrán dado una visión de cómo se siente la ciudadanía.
En muchos plenos he repetido las mismas palabras que, quizá, son las que más se acercan a mi experiencia como Síndic: la persona que no sabe dónde ir, se dirige a la Sindicatura, aquí los guiamos y salen sabiendo donde acudir. Así definiría mi contribución en el cargo.
¿Qué cualidades tiene que tener un Síndic?
Una primordial: saber escuchar. Diría que ayudar, también, aunque es un rasgo subjetivo. Depende de la persona que ha acudido a la Sindicatura, de si se siente ayudada o no. El Síndic se encuentra allí donde se acaba la letra de la ley, intenta arreglar una situación que la literalidad de la letra no contempla; a partir de aquí, hay quejas con y sin arreglo.
La última entrevista que le hicimos fue en septiembre de 2020. ¿Han cambiado mucho las cosas?
La pandemia ha supuesto un antes y un después: llegó el teletrabajo y pedir cita previa en la Sindicatura se puede hacer por Internet. Este proceder ha ocasionado problemas a un segmento de la población que, seguramente, no dispone de los medios para hacerlo. Eso lo arrastramos desde entonces. A nivel municipal, puede que a algunos departamentos se les haya acumulado el trabajo y hayan ralentizado su actividad, pero es debido a causas concretas. Algo típico fueron los recursos de plusvalía, a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo que puso en cuestión dicho impuesto.
A menudo decía que las quejas sobre incivismo y suciedad eran habituales. ¿Mejoramos?
Seguimos teniendo trabajo pendiente basado en los objetivos de desarrollo sostenible marcados por la ONU para 2030. Las actitudes incívicas tienen mucha visibilidad, pero es un mínimo porcentaje de la ciudadanía el que las realiza. Es una cuestión que hay que arreglar entre todos.
El perfil de personas que acude a hacer consultas es heterogéneo y hay muchos asuntos sociales y, sobre todo, multas.
Especialmente demoras en sus pagos, sí; también resolución de recursos, contestaciones, etc. Las temáticas son muy variadas y lo cierto es que muchas consultas no se resuelven en una sola cita previa. Hay muchas horas previas invertidas.
Tiempo atrás, residentes de pueblos del Baix Camp sin Síndic acudían a Reus. ¿Aún ocurre?
Sí. Creo que es algo que se arreglará pronto. Me consta que el proyecto de ley de régimen local trabaja en que la figura sea obligatoria en los pueblos.
Cuando accedió al cargo acababa de jubilarse. ¿En qué momento vital se encuentra?
Consideré un honor que me nombraran Síndic. Significaba dar un servicio a la ciudad y, mi formación jurídica, me ha facilitado mucho el trabajo. Siempre he encontrado colaboración por parte del Ayutamiento, además.
A nivel personal, ser Síndic supuso una transición entre jubilarme y no hacer nada. A partir de ahora, pasaré el verano y estaré con la familia. Colaboro, además, en causas solidarias y, tal vez, me implique más.