Más de 3.000 patinadores pasan por la pista de hielo en doce días

Los organizadores hacen un balance provisional ´positivo´ y aseguran que les gustaría repetir experiencia en Reus

19 mayo 2017 20:57 | Actualizado a 24 diciembre 2019 21:00
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Más de 3.000 patinadores han pasado por la pista de hielo de la plaza del Mercadal desde que esta abriese puertas, el pasado 27 de noviembre. A fecha del domingo 6 de diciembre el número de usuarios era de 2.123, a los que había que sumar los 662 escolares (de un total de 2.461 que pasarán gratuitamente hasta el 22 de diciembre) que han utilizado las instalaciones gracias al convenio entre el consistorio y los propietarios de las instalaciones, la empresa N-ICE Skating. Estos 2.785 patinadores que había hasta el pasado domingo se habrán incrementado hasta pasar los 3.000, sumando los del lunes 7 y ayer martes, 8 de diciembre.

Oriol Bonjoch, director de N-ICE Skating, hace un balance «positivo» de estos primeros días de la pista de hielo de Reus.

«El tiempo nos ha acompañado, la ubicación es buena, y la gente está respondiendo», asegura Bonjoch.

 

Patinaje, risas y tropiezos

La pista de hielo atrajo ayer martes, día de la Inmaculada, a una gran cantidad de personas que se arremolinó en la entrada formando una cola que se extendía hasta la calle Monterols.

Los más pequeños fueron los reyes indiscutibles de la mañana, puesto que la pista se pobló de jóvenes patinadores durante un buen rato. Era el caso de Valeria y Enzo, quienes hacían cola con sus padres desde hacía ya media hora. Acudían a probar por primera vez la pista de hielo. «Están muy ilusionados, nunca habían venido. Aunque sabían ir sobre patines», comentaban los padres momentos antes de entrar a la pista helada.

El clima soleado fomentó un ambiente agradable para practicar dicho deporte. Día que aprovechó Meritxell, acompañada de su abuelo. «Hoy cumplo nueve años y es la primera vez que vengo a la pista. Me ha gustado y repetiré», dijo la niña saliendo de patinar «muy contenta». Al llegar el mediodía, la cola también se llenó de chicas y chicos algo más mayores. Nerea, de 19 años, esperaba hacía quince minutos su turno y venía acompañada de una amiga para «probar qué era patinar con unos patines que no fueran de línea».

Además comentó: «El precio es un poco excesivo para media hora sólo, aún así queríamos venir a ver de qué se trataba». Varias adolescentes también optaron por ir en grandes grupos y así aprovechar el día festivo libre de clases. «Hoy no teníamos horarios y hemos preferido acercarnos, ya que no lo habíamos intentado todavía», comentó Andrea junto a sus amigas.

La pista de hielo atrajo también a muchas personas mayores que se asomaban a observar desde las barandillas de la pista cómo se movía la gente con «esos pingüinos». «Nosotros nos divertimos mirando a los niños cómo juegan y, la verdad, con lo lleno que está pasas la mañana sin problema», comentó María.

El creciente interés por estrenar la pista helada hizo aparecer algunos acróbatas aficionados que sabían defenderse con giros y sortear algún que otro traspié. Otros, más patosos, esperaban que otra persona los parara, pues ellos solos no podían.

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