Mientras Reus avanza en el despliegue de la obra civil de la futura zona de bajas emisiones (ZBE) –con la instalación de medidores de la calidad del aire y el ruido esta misma semana–, la ciudad también lo hace en la ordenanza que la regulará. Es decir, el documento que definirá normativamente los criterios de acceso y circulación de vehículos. Y es que hace escasos días que se daba por terminada la consulta previa a la ordenanza, con la que la ciudadanía ha podido hacer sus aportaciones al futuro documento, que ya empezará a tomar forma. Entre las propuestas: ampliación de las estaciones de la nueva bici pública la Ganxeta, más parkings disuasorios o la peatonalización de nuevas calles.
El objetivo de este proceso participativo es que la administración tenga en cuenta las demandas y preocupaciones de los reusenses. En total, la ciudadanía ha hecho 28 propuestas, de las cuales el Ayuntamiento tendrá en cuenta la mitad, 14, al ser las que se ciñen al motivo de la consulta. Las 14 restantes, o bien son cuestiones que ya se tienen presentes, como el control de la contaminación acústica; o se desestiman al no tener relación directa con la ZBE o incluso algunas por ser directamente contrarias a la implantación de una zona de bajas emisiones. Pero como recoge el informe en el que se da respuesta a cada una de las aportaciones ciudadanas, la Ley de cambio climático y transición energética «impone a los municipios de más de 50.0000 habitantes (...) el establecimiento de zonas de bajas emisiones».
Más al detalle, tres de las propuestas que sí se tendrán en cuenta a la hora de redactar la futura ordenanza piden que Reus cuente con más zonas peatonales. Y destaca especialmente la petición sobre la pacificación del entorno de la Escola Prat de la Riba. Una reivindicación que las familias sacaron a la calle a finales de este curso. Hace años que piden mejorar la seguridad y, de hecho, a través de los presupuestos participativos, las familias consiguieron que el Ayuntamiento colocara una barandilla en la puerta de acceso por la avenida Prat de la Riba. Solo cubre una parte de la calle y, el pasado 30 de abril, un coche volcó en esta zona, justo en el punto que no está vallado. Saltaron todas las alarmas y padres y madres de la escuela iniciaron manifestaciones semanales pidiendo la pacificación de la avenida para ganar en seguridad. Reclamación que también se ha materializado como propuesta para la futura ZBE.
Otro vecino pide la peatonalización de la calle Misericòrdia, teniendo en cuenta que «parece que la ZBE empezará en la plaza de la Pastoreta». «Las aceras son muy estrechas y la gente prácticamente no puede pasar con carritos», expone. En concreto, propone pacificar, especialmente, el tramo entre la Pastoreta y la plaza de Hèrcules y, de hecho, este tramo ya fue cortado al tráfico el pasado mes de septiembre. En el marco del Día Sin Coches y la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, el consistorio cerró durante medio día el vial para sensibilizar a la ciudadanía, pero también para recoger datos para el despliegue de las políticas de movilidad sostenible. Una acción que despertó críticas y aprobaciones por parte de los reusenses.
Un tercer usuario también apuesta por ganar espacio para el viandante y pide que todo el Tomb de Ravals sea peatonal. Sería dar continuidad a la reforma ya llevada a cabo en el arrabal de Santa Anna, y va en la línea del reciente Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la ciudad, que plantea la peatonalización de prácticamente todo el Tomb de Ravals.
En paralelo a la extensión de zonas peatonales, la ciudadanía también pide más parkings en las afueras de la ciudad para compensar la reducción de vehículos en el centro, y también en zonas concretas, como el barrio Niloga, donde «vivimos en la constante saturación de los aparcamientos de la calle». Sobre los parkings disuasorios, también se expone otra cuestión: que estén conectados con el centro con transporte público y también con la Ganxeta.
Ampliación de la Ganxeta
El servicio de bici pública compartida, la Ganxeta, es otra de las cuestiones que centran las propuestas ciudadanas para la futura zona de bajas emisiones. La primera fase del despliegue entró en funcionamiento a principios de año, pero la ciudadanía ya reclama ampliarlo, tanto con nuevas estaciones como a nivel tarifario.
«No entiendo cómo en el Tecnoparc y en la zona del hospital y la universidad no hay ninguna estación, con el gran volumen de gente que se desplaza, muchos de los cuales, jóvenes», expone un usuario, que también pide más estaciones en barrios periféricos y polígonos. Cuestiones que el consistorio ya tiene presente, con futuras ampliaciones del servicio. Otro propone ampliar los sistema de pago para facilitar su uso entre visitantes y turistas, además de una cuota anual.
Avanza la obra civil
Esta semana se han instalado los sensores que medirán la calidad del aire y el ruido de la zona de bajas emisiones. En total, se han desplegado en diez puntos de la ciudad (ver mapa). Los trabajos los lleva a cabo Alumbrados Viarios SA, por 170.507,32 euros, y también incluyen la instalación de otros elementos, como tres pantallas digitales informativas. Esta fase finalizará este verano. Posteriormente, la misma empresa instalará, por 530.720,19 euros, 19 lectores de matrícula en 14 puntos; nueve cámaras y una pantalla informativa de las principales rotondas. Unos trabajos que finalizarán en inverno. En paralelo, la previsión es que en otoño el consistorio tenga la ordenanza municipal y que a 31 de diciembre esté todo listo para que Reus pueda poner en marcha la ZBE.
¿Quién puede acceder a una ZBE?
Los vehículos con etiqueta medioambiental: Cero, Eco, C (de gasolina a partir de 2006 y diésel, 2015) y B (gasolina de 2001 a 2005 y diésel de 2006 a 2015).
Tarragona retrasa la ZBE hasta 2026
No hay una fecha clara para la implantación de las ZBE, pero Reus avanza con 2025 en el horizonte. No obstante, Tarragona anunciaba esta misma semana que retrasa su puesta en marcha hasta 2026, con la demora del contrato para la implantación de los elementos tecnológicos que controlarán los accesos a la ZBE.
