Reus vivió una de las movilizaciones feministas más importantes de principios del siglo XX. Ante un contexto internacional como la Primera Guerra Mundial, la ciudad creció gracias a las fábricas textiles que producían para los ejércitos extranjeros, pero mientras los empresarios se enriquecían, las mujeres sufrían unas condiciones pésimas y carecían de derechos laborales.
La protesta de las jóvenes reusenses, que aspiraban a una vida mejor para ellas y sus familias, terminó derivando en el conflicto social más grande del sur de Catalunya antes de la Guerra Civil. Sin embargo, este episodio de huelga general, al que se sumaron la mayoría de sectores de la sociedad, ha caído en el olvido. «Creemos que se le tiene que dar visibilidad», afirma Joan Velasco, director de Ans Educació.
Con la intención de rescatar el patrimonio desconocido y unas calles poco transitadas, la empresa educativa creó la Ruta Sederes en Femení. Lo que actualmente es una ruta guiada por el barrio del Carme se empezó a hacer de forma teatralizada, con las interpretaciones de Irene Sabaté y Velasco. Por cuestiones de logística no está disponible actualmente, pero esperan recuperarla en algún momento, porque la respuesta es muy positiva y del «boca a boca».
Cambiar las cosas en 1900
El movimiento obrero siempre quedó en un segundo plano. La culminación del Modernismo y el Reus del Vermut eclipsaron en gran parte esa asociación entre mujeres reusenses del primer tercio del siglo XX. Trabajadoras de la Sedera, sobrevivieron a turnos de incontables horas, calor y frío extremos, una exigencia muy alta y sin ningún tipo de seguridad.
En un recorrido por la calle Sant Joan, la plaza Prim, la plaza de la Patacada, la calle Sant Serapi y la plaza de la Dona Treblladora es posible revivir las injusticias e incidentes que sufrieron unas trabajadoras que, pacíficamente, pedían un sueldo consecuente con su labor.
Su protesta trascendió más allá de Reus. Después de los despidos, 800 personas se sumaron a la lucha, lo que impulsó el lockout del Vapor Nou y, finalmente, produjo una huelga general de hasta 5.000 obreras de distintos sectores, que apoyaron a las sederas.
Ellas lucharon hasta que se las escuchó y, a través la Ruta Sederes en Femení, Ans Educació busca reivindicar «una parte de nuestra ciudad que tuvo mucha importancia en un pasado reciente», describe el actor. En aquellos tiempos, como Joan Velasco evidencia, «un día que no trabajabas, era un día que no cobrabas; y un día que no cobrabas, podía significar un día que no comías». En ese sentido, las cosas han cambiado favorablemente, pero nada más lejos de la realidad, la repercusión de historias locales como esta sigue estando vigente cuando la desigualdad laboral permanece a la orden del día.