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La calle Ample y Condesito, las próximas zonas de Reus que serán peatonales

Hace décadas que la ciudad empezó la pacificación del centro y la acción más reciente ha sido la regulación del tráfico en Santa Anna. El nuevo Pla de Mobilitat Urbana prevé próximos pasos

03 febrero 2024 17:54 | Actualizado a 04 febrero 2024 11:10
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En enero de 2006 empezaban las obras de peatonalización de la calle Llovera, ante la preocupada mirada de comerciantes de la zona. Antes, habían pasado por el mismo proceso otras calles, como la de Monterols o Jesús, «la primera calle peatonal que se hizo en la provincia», recuerda el presidente de El Tomb de Reus, Jacint Pallejà. A finales de 2006, la plaza del Mercadal también se reconvertía y eliminaba la circulación por su interior. Una pacificación que ahora se ha expandido por el arrabal de Santa Anna y calles colindantes y que seguirá haciéndolo en los próximos años. El siguiente paso: la plaza del Pintor Fortuny (Condesito) y la calle Ample, obras previstas para este 2024, con una partida presupuestaria de 1,3 millones.

El proyecto dará continuidad a la reciente reformada plaza del Víctor y dará más protagonismo a los transeúntes. El tramo de calle Ample más cercano a Pintor Fortuny será completamente peatonal, por lo que la plaza de la Llibertat tendrá carril de circulación hasta la altura de la calle Doctor Joan Abelló. En cuanto al Condesito, ahora completamente rodeado por carriles de circulación, se convertirá plenamente en una plaza.

Desde el consistorio no se avanzan otras próximas actuaciones. Pero en el nuevo Pla de Mobilitat Urbana de Reus –ya aprobado inicialmente– queda claro que el objetivo es restringir el tráfico en el casco antiguo y todo el Tomb de Ravals, así como también se indica en el Pla d’Acció Municipal (PAM). Todo un proceso que da continuidad a la peatonalización del centro de la ciudad ya iniciado hace décadas y que, ahora, además va ligado a la obligatoriedad de desplegar una Zona de Bajas Emisiones.

En el nuevo Pla de Mobilitat Urbana de Reus, se propone instalar bolardos que limiten por franjas horarias (tipo arrabal de Santa Anna) la circulación por los arrabales de Jesús y Martí Folguera y de Sant Pere. Más a largo plazo, se propone pacificar un tramo de la calle del Roser, entre Riera Miró y plaza Catalunya. Una vía que, ahora, da acceso a la calle del Doctor Robert, pero que cambiaría el sentido y proporcionaría una ruta de salida alternativa a los vehículos del parking del Pallol.

La pacificación también se extendería por otras zonas menos céntricas como Riera Miró, Sant Antoni Maria Claret, Pare Manyanet o Passeig de Misericòrdia, donde se plantean varias acciones, desde mejorar el espacio para peatones, a ampliar aceras o pacificar el tráfico.

Todas estas restricciones irán acompañadas de cambios en los sentidos de circulación para «facilitar la salida de vehículos del centro». También se prevé dar mayor protagonismo a los parkings subterráneos, eliminar aparcamiento en superficie en el centro y, en cambio, aumentar plazas de zona azul en zonas más alejadas e implantar áreas de parking disuasorio en las afueras.

Lo que quedará por resolver es el futuro del parking de plaza Prim. Su concesión acaba en 2025 y lo último planteado por el Ayuntamiento era la posibilidad de reconvertirlo en un centro logístico de última milla, que permitiría a vehículos menos contaminantes hacer el reparto final. Pero todavía está por confirmar.

«Los cambios cuestan»

Aunque todos estos avances hacia la pacificación de la ciudad se realizan por una cuestión medioambiental y de salud, y ahora también en cumplimiento de la Ley de cambio climático y transición energética, la realidad es que en las zonas afectadas genera recelos entre vecinos y comercios.

El caso más actual es el del arrabal de Santa Anna y la calle de Salvador Espriu. Este mismo miércoles finalizaba la prueba piloto de su regulación a través de bolardos, que cierran esta zona al tráfico de 11 a 02 h, franja en la que solo pueden acceder con coche vecinos y vehículos de emergencia. Un modelo que, superada la prueba, sigue sin cambios. Hay comercios que quieren que la calle abra en alguna otra franja para poder facilitar el carga y descarga y otros consideran que el volumen de gente que pasea por la zona ha menguado. A nivel vecinal, ahora todo el tráfico se aglutina en la calle de Doctor Robert y genera molestias.

$!Con Santa Anna, también se ha peatonalizado Salvador Espriu. FOTO: Alfredo González

«La experiencia histórica nos dice que la peatonalización de las calles es positiva», explica el presidente de El Tomb de Reus, Jacint Pallejà. Pero añade: «Es un cambio cultural y siempre son lentos» porque «hay que acostumbrarse». Pallejà también señala que el momento de las obras es difícil. Y también el «mientras tanto», es decir, el impasse del modelo anterior hasta la consolidación de la peatonalización. «Aunque a la larga acaba siendo una experiencia positiva, hasta que esto no sucede hay un día a día en el que el comerciante tiene que seguir ganándose la vida y a veces no se consigue», dice.

No obstante, «es obvio que la gente quiere que la compra sea un ocio y para ello se necesita que el entorno sea agradable, fácil y accesible», añade Pallejà, que recuerda el mítico eslogan: «Reus, el arte de comprar paseando».

Para el presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus, Marcos Massó, «lo más importante es que, ante cualquier cambio, se llegue a un acuerdo con los comercios». «Si la idea es reducir la circulación para que haya menos polución, son medidas necesarias, pero que haya este consenso con las personas afectadas de cada zona», añade.

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