Whatsapp Diari de Tarragona
Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
Diari
Comercial
Nota Legal
  • Síguenos en:

«Gorbachov impresionaba. Tenía una mirada penetrante y un gran carisma»

Reus fue puerta de entrada del líder soviético a Catalunya, en 2004, invitado por la Fundació Gresol. Llegó en limusina, tras una dura negociación y una aportación de 60.000 euros a Green Cross. Estuvo cuatro horas y deslumbró a todos

31 agosto 2022 20:36 | Actualizado a 01 septiembre 2022 07:00
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

«Mijaíl Gorbachov se sorprendió de que una ciudad de 100.000 habitantes le invitase. Y, para nosotros, sin duda, compartir un momento con él resultó enriquecedor y positivo», recuerda Antoni Pont, presidente de honor de la Fundació Gresol. Pont fue uno de los artífices de la visita del líder soviético a Reus, donde recogió, el 1 de junio de 2004, el Premi Internacional Gresol que le otorgó la Fundació.

Gorbachov estuvo en la capital del Baix Camp apenas cuatro o cinco horas, participando en una comida-coloquio en la Fira de Reus con cerca de 400 empresarios del territorio. Llegó a bordo de una limusina, pidió dos intérpretes e ingresó 60.000 euros para su fundación Green Cross. No dejó a nadie indiferente. Su fallecimiento, acontecido este martes a los 91 años, supone «una pérdida para el mundo».

Pont recuerda al expresidente de la Unión Soviética como «un hombre con carisma, con una mirada penetrante, mucha soltura y una gran sonrisa, pero con carácter». «Me impresionó», dice, y apunta que «en su conferencia se mostró como una persona de ideas claras». Robert Moragues, director gerente de la Fundació Gresol, precisa que «la primera sensación que daba era de seriedad, aunque luego aquello se disipaba y se mostraba muy cercano».

El arte de negociar y Antoni Pont

Traer a este Nobel de la Paz a Reus no fue nada fácil. La idea se lanzó en una reunión. «Nos pareció bien y empezamos a moverlo», apunta Pont. Sin embargo, el caché de Gorbachov no estaba al alcance de todos los bolsillos: 150.000 euros a los que había que sumar el coste de billetes de avión en primera y los gastos del séquito de guardaespaldas y acompañantes, hoteles y dietas.

Hasta aquel momento, Gresol, entidad sin ánimo de lucro, nunca había pagado a ninguno de sus conferenciantes y «pensé, cándidamente, que la mejor solución sería ofrecerle un premio internacional», indica Pont. Así fue como se instituyó el Premi Internacional Gresol. El presidente de honor de la Fundació envió una carta a Gorbachov informándole de que había sido elegido y convidándole a la entrega. El galardón destacaba su «gran proyección y actuación positiva para la humanidad». «A través de internet me enteré de su dirección en Ginebra y de su vínculo con la fundación Green Cross» y «puse a su disposición Gresol para ayudarles en España en todo lo referente a desarrollo sostenible, medioambiente ecología...», añade.

Pont recibió respuesta. La remitió Alexander Likhotal, antiguo ministro y entonces al frente de Green Cross, y «nos comunicó que Gorbachov aceptaba el premio». El líder ya tenía prevista una visita para participar en el Fòrum de Barcelona que se podía hacer coincidir con el coloquio en Reus. La Fundació Gresol activó toda su maquinaria.

Likhotal fue claro. «Nos dijo que la agenda de Gorbachov estaba muy llena y que necesitaba some motivation (alguna motivación) para venir a Reus porque su misión era el fund rising (la recaudación de fondos) para Green Cross con intervenciones públicas». Pont también se arremangó: «I’m a business man y, como hombre de negocios, pregunto how much (cuánto)», contestó. Likhotal fijó el listón en 100.000 euros. «Too much for us, demasiado para nosotros», replicó Pont, y el comité ejecutivo acordó hacer una contraoferta de 40.000 euros.

«El comité nos comprometimos a un millón de pesetas cada uno para avalar un crédito si no salía bien la quijotada»

Esa iba a ser la tercera Jornada Gresol. Los patrocinadores habían sostenido las dos anteriores –con José María Aznar y Rodrigo Rato– pero «no estaba claro que lo lográsemos», precisa Pont. El entonces alcalde Lluís Miquel Pérez aceptó colaborar si la entrega era en la Fira de Reus. «El director de las Jornadas, Josep Torné, nos planteó el riesgo que había y los componentes del Comité Organizador nos comprometimos personalmente cada uno a hasta un millón de pesetas para avalar un crédito si hubiese pérdidas en esa quijotada», recuerda el presidente de honor de la Fundació, que cuenta que empleó «todas las técnicas del arte de negociar con Likhotal y él insistía en que Gorbachov venía de recibir el Nobel».

Tras siete conferencias telefónicas, el acuerdo se cerró en 60.000 euros, todo incluido, «y quedamos amigos», dice Pont. Green Cross rechazó una paga y señal. El arduo tira y afloja había servido hasta para generar esa confianza. A Gorbachov lo presentó el diplomático Eugeni Bregolat, con quien guardaba amistad. La Fundació Gresol consiguió patrocinadores, la sala se llenó y la conferencia fue un éxito y hasta dejó un pequeño superávit.

Dos intérpretes y la Fira blindada

Moragues precisa que Gorbachov «pidió una traducción oficial y otra privada –una de sus intérpretes fue Margaryta Kolesnikova–» y «le fuimos a buscar a Barcelona en limusina y después le acompañamos de vuelta». La Fira se blindó con varios cuerpos de seguridad y un servicio contratado que peinaron las instalaciones. En Reus, el invitado se perfiló, «en las cuatro o cinco horas que debió estar aquí, como una persona agradable y nos contó algunas cosas que, sin ser secretos de Estado, demostraban la voluntad de apertura que caracterizó su etapa». No tuvo tiempo de ver mucho más de la ciudad.

«La visita a Reus fue también su primera visita a Catalunya», añade Moragues. Y coincide con Pont en que el expresidente de la URSS «impresionaba porque llevaba el aura de un líder que estaba cambiando el mundo», aunque «cuando hablabas con él, a través de Margaryta, era cercano y agradable». «Rehuía los protocolos», explica. «Era una personalidad de un nivel extraordinario y, en el ámbito internacional, ha sido el personaje más relevante que hemos traído a través de la Fundació Gresol», concluye Pont.

Comentarios
Multimedia Diari