Cobijado por la Serra del Montsant, se encuentra el pequeño pueblo de La Morera de Montsant. Un municipio en el que viven unos sesenta vecinos durante los meses de invierno. Calles estrechas que soportan casas cuidadas al mínimo detalle, y al fondo, un paisaje digno de admirar. Como si se tratara de un museo al aire libre. Priorat en esencia. Es un pueblo tranquilo, alejado del frenético ritmo típico de las ciudades, y donde se puede respirar aire puro. La Morera de Montsant lleva años sin salir en los periódicos. Casi nunca ha sido noticia. Pero desde hace dos semanas, la cosa ha cambiado. Periodistas y policías se han trasladado hasta este pequeño pueblo del Priorat para esclarecer unos hechos que ocurrieron hace más dos años.
Nos remontamos al 21 de julio de 2022, cuando se perdió la pista de Mónica de la Llana, más conocida como La Vasca. La mujer vivía desde hacía unos meses en La Morera de Montsant, junto con su pareja, Carlos, de 53 años y vecino de toda la vida del pueblo. Tanto la policía como la familia de La Vasca tenían claro que Carlos estaba detrás de la desaparición de la joven. El pasado martes, los Mossos detuvieron al hombre por homicidio, ocultación del cadáver y maltrato físico y psicológico a la víctima. El cuerpo de Mónica todavía no ha aparecido.
Los vecinos de La Morera de Montsant no se sorprendieron tras conocer la noticia de su detención por los medios de comunicación. La hipótesis que defienden la mayoría de los vecinos es que Carlos mató a La Vasca de forma accidental. «Hacían muchas fiestas y tomaban droga. Quizás, después de una discusión, ocurrió lo que nadie quería», explica una vecina que, como la mayoría de los entrevistados, prefiere quedarse en el anonimato. Los vecinos relatan que el detenido es un hombre conflictivo «con problemas de drogas», pero aseguran que no lo ven capaz de «matar a sangre fría».
Sin embargo, también encontramos vecinos que comentan que ya desde pequeño tenía comportamientos extraños. «Recuerdo que una vez mató a un caballo y, años después, a gatos. Colgaba las cabezas en la puerta de su casa», relata un vecino, quien asegura que el detenido construyó un túnel soterrado en su casa.
Carlos tiene en la actualidad 53 años y la casa en la que vive era de sus abuelos maternos, originarios de La Morera de Montsant y que fallecieron hace años. «De pequeño era un niño como cualquier otro, jugaba con mis hijos. Pero, poco a poco, fue degradándose hasta ahora», explica una vecina. El detenido estaba bien de salud, aunque en los últimos años había sufrido importantes accidentes de tráfico.
Carlos pasa horas en el bar del pueblo, uno de los pocos negocios que hay en La Morera de Montsant. Los vecinos lo definen como «un manitas y un buscavidas. Abierto, carismático y capaz de enredar a quien quisiera». Dicen que siempre está dispuesto a ayudar y que ha trabajado como paleta en alguna casa del pueblo.
Los vecinos prefieren no mojarse sobre si fue él o no el autor de la muerte de La Vasca. Lo que sí aseguran es que «él siempre ha estado muy tranquilo, incluso los días posteriores de la desaparición, cuando los familiares llenaron el pueblo de carteles con el rostro de Mónica», dice un vecino.
Paseando por el pueblo, nos encontramos con una mujer que da un detalle trascendente para la investigación. «La chica desapareció en julio y yo, sin saberlo, un mes después comenté a mi familia que cerca de la casa del detenido olía a putrefacción», explica la vecina, quien asegura que no se lo ha podido explicar a la policía.
Carlos fue detenido el pasado martes en Barcelona, donde vive su madre y su hermana. La policía cree que el acusado mató a La Vasca la noche del 21 al 22 de julio de 2022 y que la enterró en algún terreno cercano a su casa. De hecho, Carlos también es propietario de unas tierras que hay entre La Morera y Scala Dei. En estos terrenos, el detenido ha celebrado infinidad de raves con amigos. «Ha montado tantas fiestas que incluso la policía, a veces, ha impedido el paso de vehículos por la zona», explica un vecino.
Actualmente, en casa de Carlos vive un expresidiario que se ha encontrado con todo el marrón. Y es que, desde la semana pasada, los Mossos han tomado el pueblo, registrando la vivienda y preguntando a los vecinos. La puerta de la casa del detenido está abierta desde hace días y, delante, se puede observar una montaña de leña.
Carlos se ha negado a declarar después de ser detenido, pero en el momento de la desaparición de Mónica aseguró que la dejó la mañana del 22 de julio en la parada de autobús de Cornudella de Montsant, a tan solo 13 minutos u ocho kilómetros de La Morera. Sin embargo, está demostrado que Mónica ese día no trabajaba y que había quedado con una amiga en Reus para comer. Nunca llegó.
Los vecinos viven con la esperanza de que Carlos cuente donde se encuentran los restos de Mónica, y desean que su pequeño pueblo no vuelva a llenar más periódicos con noticias como esta.