En julio de 2016, un hombre de 44 años era detenido en El Vendrell. Había sido acusado de un delito de abuso de menores cuando ejercía de monitor en la sección deportiva de La Lira Vendrellenca. Los padres de 7 adolescentes de entre 12 y 13 años de edad dieron la alerta ante la Policía Autonómica y la investigación de los agentes especializados terminó con el arresto del acusado, el registro de su vivienda y la confiscación de móvil, ordenador y otras posesiones personales. Los tocamientos se habían realizado a lo largo del año anterior, en 2015.
El hombre, vecino de Reus, terminó delante del juez a finales de julio de ese año y el magistrado consideró que debía ingresar en prisión provisional comunicada y sin fianza. El acusado ya había tenido antecedentes similares y que por ello había ingresado en un centro mental 8 años antes. Esta vez, el juez consideró que debía entrar en la cárcel. Y estuvo dos años, el plazo máximo que establece la ley salvo que se prorrogue.
El hombre aprovechó la libertad que concede el sistema para buscarse un escondrijo donde pasar desapercibido y poder tener una vida al margen de todo el mundo. Intentaba ser invisible y esquivar los tribunales que tarde o temprano lo colocarían en el banquillo de los acusados.
A finales de 2019, el juicio para analizar la culpabilidad del acusado en la denuncia de abusos a menores se programó. El acusado estuvo al principio del juicio, en el mes de octubre, pero la vista se aplazó tras su declaración y la exposición de las víctimas hasta el 19 de diciembre de 2019.
Y en aquella fecha, el acusado ya no se presentó en la Audiencia de Tarragona y el juicio se cerró sin su presencia. La sentencia fue dura y la pena de cárcel para el acusado fue de 22,5 años de cárcel. La Fiscalía pedía 25.
Sin embargo, nadie sabía donde estaba. La Sección Segunda de la Audiencia de Tarragona activó una orden de búsqueda y arresto a nivel nacional para llevar a la cárcel al monitor acusado de abusos.
El detenido logró hacerse ‘invisible’ y al parecer se instaló en una masía aislada del término de Alforja, en el Baix Camp. Allí se instaló de forma que su salida de la finca fuera solo imprescindible. Se instaló placas solares y otros sistemas de autoabastecimiento, de forma que era difícil encontrarlo fuera de esta masía situada en las afueras de la localidad.
La ausencia de pistas de su paradero obligó a la Audiencia a ampliar la búsqueda. Y en 2021 se decretó una búsqueda del delincuente a nivel europeo. Las pistas seguían terminando en vía muerta y los años pasaban. Había el riesgo de que el hombre lograra esquivar la orden de búsqueda internacional si no se le detenía antes de 2030, año en el que prescribiría.
Este miércoles, 28 de febrero, nuevas pistas e informaciones recibidas en la comisaría de Mossos de Reus, abrieron la posibilidad de dar con el sujeto. La información se analizó a primera hora de la tarde y ante el riesgo de que desapareciera de nuevo el acusado, se montó un dispositivo para actuar en una hora. Según apunta el portal El caso, la pista fue una matrícula de un coche lo que permitió su localización.
Así, alrededor de las 16 horas, Mossos entró en la finca y localizó el hombre. Ahora tiene 51 años. Se lo detuvo y se lo llevó a la comisaría de Reus, donde pasará a disposición judicial en las próximas horas.
