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El incivismo de voluminosos, grafitis y carteles cuesta casi 1.000 euros al día a los reusenses

Entre enero y septiembre, el comportamiento de algunos ha supuesto a las arcas municipales un gasto de 254.415 euros. Los vecinos piden más control. El Ayuntamiento prepara una campaña

04 noviembre 2022 18:32 | Actualizado a 05 noviembre 2022 14:00
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La recogida de los voluminosos abandonados en la vía pública y la limpieza de manchas, grafitis y carteles en espacios municipales ya ha costado a la ciudad, entre enero y septiembre de este 2022, hasta 254.415,13 euros, según datos del Ayuntamiento. Es la factura a la que hacen frente los reusenses por el comportamiento incívico de algunos.

La cifra equivale a unos 942 euros al día, casi 1.000, que podrían invertirse en otros ámbitos pero deben destinarse a corregir esas malas actitudes que generan un coste extra. A la cantidad, habría que añadirle, además, el importe, por ejemplo, de la reparación y el reemplazo de mobiliario urbano vandalizado, que no se ha contabilizado, o el de la sustitución de papeleras o juegos infantiles destrozados.

Reus acumula ya años batallando contundentemente contra este tipo de actitudes, prohibidas por la ordenanza de civismo y que aun así repuntan de vez en cuando. El alcalde, Carles Pellicer, explica en este sentido que «el incivismo es un problema de la sociedad actual, que rompe la buena convivencia y representa un coste muy elevado, tanto económico como también social». «Lamentablemente, todos sufrimos las consecuencias», apunta.

Pellicer hace un llamamiento a la población: «Como alcalde, le pido a todo el mundo que nos ayude a luchar contra las personas incívicas, que afortunadamente no son la mayoría». Por eso mismo, «desde el Ayuntamiento de Reus estamos ultimando una campaña de civismo que vamos a dar a conocer próximamente», avanza el primer edil.

El mobiliario urbano, en la diana

Problemas de este tipo se producen por rachas en toda la ciudad. Pero el presidente de la Associació de Veïns I de Maig, de Mas Pellicer, Eduardo Navas, precisa que «aquí nos llevamos la palma». «Hace cuatro o cinco días», recuerda, «rompieron el asiento de la parada del autobús urbano frente a la iglesia, que es ya la única marquesina que nos queda porque la otra nos la quemaron».

También «habíamos colocado en los alrededores unos bolardos para que no accedieran los coches, con la parte superior reflectante pensando en que las personas mayores los viesen bien y que no hubiera accidentes, pero ya nos han desmontado seis de los siete que instalamos». Y «alguien nos ha echado abajo el muro de contención de una de las rampas del barrio», expone Navas, que añade que «últimamente nos han roto luces y algún banco del paseo que ha quedado completamente inutilizado».

Allí también aparecen muebles y trastos abandonados en la vía pública, pero Navas defiende que «aunque sí puede ser que alguien los saque y los deje allí, no es tanto una cuestión de los vecinos, porque aquí no somos ricos para andar cambiando la decoración de la casa cada día». I de Maig ha detectado que «hay un camión que trabaja para una empresa de muebles que, cuando hace un servicio, viene a tirar los armarios o los sofás viejos al barrio, al lado de los contenedores». «Pasamos aviso al Ayuntamiento pero nos dijeron que teníamos que denunciarlo nosotros», critica el líder vecinal. Mas Pellicer pide, una vez más, «aumentar la presencia de Guàrdia Urbana» con el convencimiento de que eso «pondría freno al vandalismo con el que tenemos que convivir».

No es la única área donde esto sucede. Al frente de la Associació de Veïns El Roserar de Mas Iglesias, Francesc Jornet comenta que «la mayor incidencia se concentra alrededor del parque del Roserar y del de la Olla». En el primero «se junta gente que ensucia y molesta» mientras que en la Olla «hay muy poca luz y eso da pie a la delincuencia».

En general, tal como expresa, «vendría bien contar con una mejor iluminación en varias zonas porque las ramas de los árboles tapan las farolas; y no pedimos que los corten pero probablemente hay alguna solución». «El Ayuntamiento nos dice que la luz está dentro de los parámetros pero eso no significa que así se vea bien», subraya.

En Mas Iglesias «hemos tenido problemas de incivismo, sobre todo vinculados a quema de contenedores y algunos grafitis» y «de vez en cuando rompen algún banco y alguna papelera». En cuanto a los voluminosos, Jornet explica que «vemos que a veces dejan muebles en un punto en concreto, delante del Institut Roseta Mauri, en el suelo».

La recogida de trastos es gratuita

En los últimos años, el Ayuntamiento ha desplegado agentes de paisano para reforzar el control de los incívicos que dejan basura o voluminosos fuera de los contenedores. Y ha dado orden a la policía local de sancionar siguiendo lo que marcan la ordenanza de civismo.

Reus dispone desde 2001 de un servicio que se encarga de la recogida de muebles y otros residuos voluminosos. A través del formulario en www.reus.cat o mediante el 977 010 010, es posible solicitarlo. Hay que bajar los trastos al portal de casa en el momento que se indica, y operarios pasan a llevárselos de manera gratuita. Cada ciudadano genera al año unos 18,9 kilos de estos desechos al año, según el Pla de Prevenció de Residus.

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