En los accesos del Festival Cruïlla se oyen las primeras voces de Pep Velasco y Xavier Cartanyà, que ponen a punto la maquinaria en la prueba de sonido que les han asignado a las 14.00 horas del mediodía, entre el incendio de calor que consume el Parc del Fòrum de Barcelona a principios de julio.
Los primeros fans se refugian en la sombra de los bares colindantes, que hacen su particular caja de más con un certamen de las dimensiones del Cruïlla, cuatro días de música a todo trapo con artistas de máximo nivel internacional.
No se trata de una jornada cualquiera para el dúo de vallenses que forman Figa Flawas, la banda más efervescente del pop latino cantado en catalán. Ocupan un lugar privilegiado en el cartel, inaugurarán la propuesta en horario de tarde y en fecha de salida. La organización conoce el poder de convocatoria de Velasco y Cartanyà, son conscientes de que se han convertido en un valor seguro de éxito; por ello, les programa para el primer salto de euforia.
El día se presenta intenso para los de Valls. De buena mañana acuden, como reclamo, a la presentación del cartel del Acústica Festival en la antigua fábrica que Estrella Damm posee en Barcelona. Figa Flawas va a completar en este 2024, la friolera de 95 bolos. Una locura. No hay tiempo para mucho más, porque espera la prueba de sonido. «Es un día especial», destacan, se les nota en la mirada. La gran urbe, el festival mainstream y los ojos más exigentes les aguardan.
Justo después de afinar las voces y de mimar los detalles, solo queda tiempo para comer algo en un hotel cercano al recinto y dejar un mínimo espacio para el descanso. La furgoneta espera de vuelta de nuevo en la línea de fuego. Hace un calor sofocante, aunque en la puerta principal del Cruïlla se forman colas de jóvenes, la mayoría veinteañeros.
En el backstage se denota ese ambiente de ilusión y de responsabilidad a partes iguales. Figa Flawas no va a dejar escapar una oportunidad tan crucial para lucir figura. El nuevo espectáculo añade un par de músicos más a la propuesta. Antes de saltar al estrado, hay tiempo para alguna foto. Las cabezas asoman para comprobar el clima que se respira en la platea. El horario impide el lleno, pero da igual. «Nosotros salimos ahí y lo entregamos todo sin excusas», dicen.
El tardeo de los vallenses propone un set list repleto de sus mejores hits. Pronto provocan que los adeptos y adeptas muevan caderas y desafíen al calvario veraniego. Sorprende la puesta en escena de las canciones Xuculatina y 4 Kissus: Velasco y Cartanyà comparecen por el escenario dentro de una nevera. Solo eso enciende el estado de euforia. Con el paso de los minutos, el aspecto de la zona principal del Cruïlla se puebla. No hay excusas. Se ven incluso familias enteras bailar con Figa Flawas, que enseñan ramalazos de bachata en sus canciones. Brilla Mussegu, el tema que les ha abierto las puertas del éxito sin sospechas.
La diabla, uno de sus últimos himnos, corrobora el estado de euforia general. No hay límites para este dúo de Valls, a Velasco y Cartanyà les da lo mismo cantar y posar a las 17 h que a las 23 h. Su pop latino sirve para que el Cruïlla arranque con el pie derecho, con el acelerador puesto. Sin freno.
