Del agua, en el Priorat hay consenso sobre una cuestión: hace mucha falta. A partir de ahí, el territorio mira al cielo y analiza, del derecho y del revés, los dos proyectos que Acció Climàtica presentó el domingo para abastecer los pantanos de la comarca con agua del Ebre, a tres años vista, y «asegurar, así, el riego de apoyo», tal como detalló el conseller David Mascort.
El primero, complejo, plantea llevar agua desde Garcia hasta el pantano de Guiamets y, luego, bombear al de Siurana. El segundo se presume más sencillo y enlazaría la red del Garrigues-Sud con el embalse de la Palma d’Ebre para alimentar desde allí el de Margalef. La Confederació Hidrogràfica de l’Ebre (CHE), clave para el despliegue, aseguró ayer en un comunicado no estar al corriente de los planes de la Generalitat y precisó que no podrá evaluarlos hasta 2027, coincidiendo con la elaboración de un nuevo plan hidrológico.
Alcaldes de los municipios del Priorat en el área de alcance de ambas conexiones subrayan que la agricultura es el principal motor de la zona y alertan de los estragos que ya ha provocado y aún ocasionará la sequía, desde la caída en la producción hasta el despoblamiento. Y, aunque algunos aplauden de pleno los proyectos del Departament, también los hay críticos. El primer edil de Falset, Carlos Brull, valora que los planteamientos de la Generalitat «son una buena noticia» y «proponen soluciones estructurales para el riego de apoyo».
La postura de la alcaldesa de Cornudella de Montsant aporta matices. Meritxell Cardona señala que «sorprende que en un momento en el que falta agua de boca, que debe ser prioritaria, lo que se propone es para riego». Y menciona una cuestión a la que también aluden otros: «Si no tuviésemos que dar el agua, funcionamos con nuestras existencias hídricas. Antes de proyectar nada, se debería haber resuelto el conflicto con Riudecanyes. El agua que tenemos aquí se la llevan otros y nosotros nos llevaremos el agua de otras áreas que no están conformes. Es un círculo».
Su homólogo en Torroja del Priorat, Joan Sentís, avisa de que «o tenemos esto o hay que cerrar la comarca. Llevamos dos años complicados para las cosechas. El agua cambia la vida al 100%». Las intervenciones de Acció Climàtica «no supondrían ningún expolio» al Ebre porque «el agua se revierte», añade. Y el alcalde de Poboleda, Manel González, opina que lo que la Generalitat perfila «será una buena solución» aunque «los cultivos no tienen más tiempo». «Chirría que nos dijeron que somos las poblaciones las que deberemos decidir si el agua entra o no en el pantano de Siurana», añade, ante la posibilidad de emplear un sistema de balsas. Y subraya que «no queremos que nos la quiten». Desde Cabacés, el alcalde Jaume Pujals ve en el anuncio de Mascort «no una oportunidad, sino una esperanza para garantizar el riego a largo plazo».
A los ayuntamientos, en general, les crea cierta inquietud «cómo subsistiremos hasta 2027», la fecha en que la Generalitat ha prometido iniciar el riego de la intervención desde Garcia, aunque la del Garrigues-Sud la fija ya para 2026. El Departament recuerda que en 2023 se solicitó a la CHE una derivación temporal –julio a noviembre– de agua desde el Garrigues-Sud a la Comunitat de Regants d’Aigües del Riu Montsant. Y que esta podría repetirse con mayor antelación. El presidente de la Comunitat, Ricard Masip, señala la intención de, «esta temporada, pedir agua para un riego mínimo y que no mueran árboles». El coste del agua y la concreción de los circuitos son otros focos de duda.
En cuanto a las denominaciones de origen, al frente de la DOP Siurana, Antoni Galceran afirma que «todo lo que sirva para asegurar el agua a los olivos es positivo» viendo «la bajada de producción clarísima que ha habido». Y Salus Àlvarez, presidente de la DOQ Priorat, explica que «lo que nos han propuesto es muy interesante» y «estamos expectantes a cómo se desarrollará todo el marco». «El estado hídrico condiciona la cosecha siguiente y, si se da un año tan seco como el anterior, podría reducirse hasta un 60%», detalla.
Jordi Aixalà tiene 48 años y lleva toda la vida ejerciendo de payés en Torroja, dedicado a la viña y el olivo. Es la generación del regreso a la agricultura, siguiendo la estela de su abuelo. Trabaja con otras cinco personas. «De las últimas cinco cosechas, tres han sido malas» y «tener agua es una lucha constante». «O regamos o nos morimos», lamenta. E incide en que «el cambio climático se está notando mucho aquí y hace aumentar la necesidad». A inicios del verano pasado «se regó con el agua de la piscina», cuenta. «El agua tiene que venir sí o sí», dice. Expone que «no es que llegue del Ebre porque no haya alternativa» y llama a «solucionar el problema del Siurana» y que «Reus gaste del Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT) y deje el riego».
«El anuncio es bueno pero falta que se ejecute», destaca el coordinador del Priorat de Unió de Pagesos, Josep Maria Montané, que vaticina que los proyectos de Siurana y Margalef «son una mejora para la comarca y darán respuesta y garantía a las necesidades hídricas». De cualquier forma, «es importante que se cumplan los plazos», insiste.
Desde la Plataforma pel Riu Siurana, Oriol Ponti considera que el de la Generalitat «es un proyecto hecho a golpe de talonario que demuestra la enorme distancia entre la administración y las necesidades del territorio. En el caso del Siurana, la solución es sencilla: dejar de trasvasar agua a Riudecanyes y que sea el Priorat el que decida qué uso hace del agua y las necesidades».
La Plataforma de l’Ebre se opone
Desde las Terres de l’Ebre, el delegado del Govern, Albert Salvadó, expresó que los proyectos del Priorat «hablan de aprovechamiento de agua del Ebre para la cuenca del Ebre» y «en ningún caso el embalse del Siurana se debe utilizar ni se usará para pasar agua al pantano de Riudecanyes; está previsto exclusivamente para agua dentro de la cuenca del Ebre». Y Àngel Xifré, delegado del Govern en Tarragona, sostiene que los proyectos para el Priorat «garantizarán la supervivencia económica de la comarca al asegurar la viabilidad de los cultivos de la viña y el olivo», que «son el centro sobre el que pivotan actividades como el turismo o el comercio».
La Plataforma en Defensa del Ebre (PDE) defiende que las intenciones de la Generalitat son «propaganda» porque «no podrán consumarse hasta que haya un nuevo plan hidrológico». Y considera que «existe la voluntad de blindar el trasvase del Siurana hacia Riudecanyes». Además, «no se resuelve el problema actual». «Estamos totalmente en contra», concluye Manolo Tomás, portavoz de la PDE.