Incidiendo en el «rigor» y en la «buena gestión», y subrayando lo «extraordinario» de las cifras. Así desgranó ayer el alcalde, Carles Pellicer, los resultados económicos del mandato 2019-2023 que ya concluye, pero también los de los 12 años en los que ha liderado el ejecutivo reusense con el foco puesto en la cuestión financiera. En esta década larga, la deuda municipal se ha reducido en 291 millones de euros –de los 405 de 2011 a 114–, el período medio de pago a proveedores pasó de 191 a ocho días y las inversiones crecieron desde los 6,86 a los 32,36 millones.
«El próximo gobierno tendrá una situación económica muy positiva», valoró Pellicer, que destacó que la de ahora es «inmejorable» y que las arcas municipales gozan de «la mayor salud de los últimos tiempos». El alcalde, que compareció en el Castell del Cambrer ante las entidades locales, hizo público «un mensaje de optimismo» y destacó que el consistorio dispone de «margen para tener un presupuesto a 1 de enero, sacar adelante inversiones potentes y atender imprevistos».
El Ayuntamiento cierra 2022 con un superávit de 3,95 millones: 3,15 están comprometidos en actuaciones en marcha, mientras que los 796.000 euros restantes «irán a reforzar servicios e incrementar la dotación de ayudas a entidades», detalló la concejala de Hisenda, Mariluz Caballero. El remanente lo atribuye el gobierno, a grandes rasgos, «a dos vías: más ingresos del Estado y eficiencia en la gestión».
La ejecución presupuestaria alcanza el 97,3% –12 puntos por encima de la media catalana– y la ratio de ahorro neto es del 4,26%. La deuda se ha reducido en 70,22 millones este mandato, un 38%, y se queda en 114,59 millones. En cuanto a la ratio de endeudamiento, se sitúa en un 70,22%, por debajo del régimen de autorización del 75%. Caballero se detuvo a abordar la presión fiscal, de la que aseguró que «se encuentra un 16,4% por debajo de la media de municipios catalanes», mientras que «el esfuerzo fiscal es un 12,3% inferior».
La concejala también especificó que la lucha contra el fraude fiscal hizo aflorar 2 millones de euros que se han consolidado en los presupuestos de 2022 y 2023. Estos fondos provienen, entre otros, de la revisión de vados. Este mandato, el Ayuntamiento concedió bonificaciones fiscales por valor de 5,6 millones y el esfuerzo en este ámbito subió un 33%. El de Reus es el único consistorio de Catalunya que se acoge a fondos de impulso económico del Estado.
En cuanto al esfuerzo inversor, entre 2019 y 2023 superó los 83 millones: 8,3 en 2019; 12,41 en 2020; 12,04 en 2021; 32,36 en 2022; y 18,02 en 2023. Caballero habló de «excelencia» y defendió la «solvencia resultante de un modelo que se basa en la planificación, el seguimiento y el control, siempre con la ciudadanía en el centro de las políticas públicas». «Todos los indicadores nos avalan», añadió Pellicer.
El punto de vista de la oposición
Consultada al respecto, desde la oposición, la concejala de la CUP Mònica Pàmies indicó que «las ordenanzas fiscales se incrementaron muchísimo y, por lo tanto, la presión fiscal a la ciudadanía ha subido. Y eso teniendo en cuenta la situación de pandemia del último mandato. No estaba justificado ni creo que sea para sacar pecho. Y, pese a todo, la ciudadanía ha respondido y ha pagado». Además, algunas inversiones, según Pàmies, «se han hecho ocultando información» y «sin dejar participar».
Por su parte, la portavoz de Cs, Débora García, valoró que «la reducción de la deuda ha sido gracias al traspaso del Hospital Sant Joan de Reus a la Generalitat y a los sablazos impositivos que el gobierno empezó a aplicar a los reusenses desde que gobierna en mayoría y de forma constante de 2020 a 2022». «Este gobierno no ha estado al lado de las familias, los trabajadores ni las empresas de la ciudad», añadió. Fuentes del PSC declinaron posicionarse.
