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Las caras de la crisis pesquera en Tarragona: «Es duro ver como el esfuerzo y sudor de nuestra familia no ha servido de nada»

El ‘Diari’ habla con los auténticos protagonistas del conflicto. Aseguran que si la medida de pescar solo 28 días al año sigue adelante, el sector desaparecerá en unos meses

07 diciembre 2024 22:13 | Actualizado a 08 diciembre 2024 07:00
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Es desgarrador oír hablar a los pescadores. Su testimonio hace poner la piel de gallina. Explican que el sector está asistiendo al final de una etapa que, para ellos, ha sido su vida. Están enfadados, indignados e impotentes. Pero sobre todo están tristes por ver como su día a día cambiará radicalmente en cuestión de días. La medida que propone la Comisión Europa, de reducir los días de pesca a 28 anuales, les ha sentenciado de muerte. La pesca del Mediterráneo tiene los días contados y los barrios y pueblos que viven de ello perderán su esencia.

Los pescadores aseguran que llevan años sufriendo restricciones y presiones por parte de las administraciones, pero estaban convencidos de que las condiciones mejorarían a partir del año que viene, teniendo en cuenta que la mar se había regenerado. No ha sido así. Cuando menos se lo esperaban, llega el golpe mortal de Europa. La Comisión justifica estos recortes de días alegando la protección de las poblaciones y especies de peces del Mediterráneo.

El colectivo de pescadores asegura que si la medida sigue adelante y acaba aprobándose, al menos la mitad de las embarcaciones quedarán amarradas para siempre en cuestión de meses. Eso significa que las cofradías tampoco podrán mantenerse y también cerrarán. Algo parecido pasará con las pescaderías. La situación, aseguran, es límite.

Los representantes de los pescadores viajarán entre lunes y martes a Bruselas para asistir al Consejo de Ministros en el cual se debatirá la medida. El resto del colectivo se concentrará en Madrid, donde está previsto que se celebre una manifestación. Además, en las diferentes cofradías catalanas también se leerá un comunicado. La esperanza debe ser lo último que el colectivo debe perder.

Los protagonistas:

$!Andreu Domènech tiene 55 años y lleva desde los 14 pescando. Foto: Carla Pomerol

«No hay futuro en la pesca», Andreu domènech (El Serrallo)

Andreu Domènech tiene 55 años y es pescador desde los 14. También lo era su padre y su abuelo. Dirige la embarcación Maria Ferré y es conocido por llevar a puerto la mejor gamba del litoral tarraconense. Su familia empezó con una pequeña embarcación y, poco a poco, con mucho sacrificio, han llegado hasta aquí. «Los beneficios siempre los hemos destinado a la barca, para actualizarnos, para ser más competitivos y, sobre todo, para poder cumplir con las órdenes que nos llegaban desde Bruselas», explica Domènech. Desde hace cuatro años, con la puesta en marcha del plan europeo para reducir días de pesca, de beneficios hay pocos.

Domènech nunca se ha planteado dejar la mar. «Es lo que siempre hemos visto en casa», dice el pescador, quien añade que «es muy doloroso ver como el esfuerzo y el sudor de mi padre y de mi abuelo no han servido de nada».

Domènech asegura que desde Europa «nos quieren eliminar sin tener estudios que prueben que nosotros somos los culpables del mal estado de la mar». Este pescador de El Serrallo lo tiene claro: «No hay futuro en la pesca». Añade que «si nos obligan a pescar menos de lo que lo hacemos ahora, es decir, menos de 130 días, el negocio no es rentable y, por lo tanto, la mayoría de embarcaciones abandonarán».

Domènech creía que todo el esfuerzo hecho valía la pena si después, alguien de la familia, quisiera continuar con la empresa familiar. «Pero no queremos que nuestros hijos se dediquen a esto. Nos hacen sentir como auténticos delincuentes por el solo hecho de salir a trabajar», acaba Domènech.

$!Pau Escala muestra un pez, pescado en su embarcación de arrastre de Les Cases d’Alcanar. foto:cedida

«Hemos sido pioneros en vedas; hemos cedido mucho para no recibir nada», Pau Escala (Les Cases d’alcanar)

Pau Escala es pescador en Les Cases d’Alcanar y vicepresidente de la Cofradía Sant Pere. Su barca es una de las tres de arrastre que hay en el pequeño puerto de la población, conocida precisamente por la calidad del pescado y de su gastronomía. Con 48 años, Escala hace ya más de tres décadas que se dedica a la pesca y sale a la mar en la embarcación familiar. Lamenta que el sector del arrastre ha hecho muchas concesiones en los últimos años, «y no hemos recibido nada a cambio; todo lo contrario». «Hemos sido pioneros en la aplicación de vedas biológicas de dos meses, que han permitido recuperar los caladeros», asegura. También en zonas de exclusión permanente de la pesca. «Hemos cambiado las mallas, hemos hecho todo lo que nos pìden...». Pero por el contrario, desde Europa les han ido reduciendo los días anuales de pesca, hasta llegar a la propuesta de 28, que considera del todo inaceptable. «Si 140 días ya es poco, ¿como vamos a vivir con 28? Es iniviable».

Según reivindica este pescador de Les Cases, nadie como ellos cuidan del mar. «Sacamos kilos de basura que recogemos del fondo del mar, mucho plástico. Si desaparecemos, ¿quién lo hará?» se pregunta.

$!Budesca es el responsable de la embarcación Nova Tortosina. Foto: C. Pomerol

«Las normas no se hacen desde los despachos», Ramon Budesca (El Serrallo)

Ramon Budesca López pertenece a una de esas familias pescadoras de toda la vida. Ahora tiene 53 años y salió a pescar por primera vez con 15. Su familia ha tenido cuatro importantes barcas y, ahora, Budesca es el responsable de la Nova Tortosina. «Estamos muy preocupados porque es imposible poder mantener una empresa trabajando solo 28 días al año. Si 130 ya es justo, imaginar un mes», asegura Budesca.

El pescador explica que sus marineros, dos chicos marroquíes, ya le han comunicado que, la propuesta de Europa sigue adelante, se irán a trabajar a Bélgica.

Budesca, como la mayoría, creía que en 2025 la cosa se normalizaría. «Al reducir días de pesca, las capturas han ido a mejor», añade. La teoría de este serrallenc es que «Europa quiere conseguir que los pescadores tengamos que pagar para poder trabajar. Si no es así, no entiendo qué están haciendo», insiste.

A nivel personal, Budesca explica que lleva toda la vida dedicado a la pesca «Que en ningún sitio me siento tan feliz como en la mar. Ahora nos quieren arrebatar nuestro pasado y nuestro futuro. Si la medida de los 28 días acaba tirando adelante, la mitad de nosotros amarraremos la barca. Los que económicamente estén bien, como mucho, podrán alargar un año más», explica.

Budesca asegura que si tuviera a los comisarios y científicos de la Unión Europea delante les diría que «vengan un día con nosotros a pescar y así verían de qué va el tema. Las normativas no se pueden hacer desde un despacho, alejado de la realidad».

$!Budesca se dedica a la pesca del cerco, lo que significa que captura, en su mayoría, boquerón y sardina. Foto: C. Pomerol

«Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar», Josep miquel budesca (El Serrallo)

Josep Miquel Budesca es el alma de la embarcación Ebenista Primer. Él y su tripulación se dedican a la modalidad del cerco, es decir, pescan sobre todo, boquerón y sardina. A ellos, la medida de la Comisión Europea no les afecta directamente. O sí. «Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar», dice Budesca. Y es que este pescador asegura que «cuando acaben con ellos, vendrán a por nosotros». Además, si la pesca de arrastre cae, la cofradías de pescadores no podrán aguantar y también acabarán desapareciendo. «La propuesta de la UE nos toca de cerca, por eso queremos estar al lado de los compañeros», dice.

Budesca tiene claro que ellos son la última generación de pescadores. «No creo que mi hijo sea tan masoca de seguir, viendo como lo estamos pasando nosotros», explica. Budesca relata una anécdota que define a la perfección la situación actual. «Antes, cuando venían los políticos a vernos, les preguntábamos cuándo podríamos renovar la flota o cuándo se haría la veda biológica. Ahora les preguntamos cuándo abrirán los desguaces para poder deshacernos de nuestras embarcaciones», explica. Esto prueba que son muchos los pescadores que, si pudieran, abandonarían la actividad, «por culpa de las constantes presiones que vive el colectivo», añade Budesca.

$!Juan Carlos Rodríguez, de La Ràpita, en su barca Germans Clua. Foto: cedida

«Nosotros cumplimos, los que no cumplen son los políticos», Juan Carlos Rodríguez Clua, La Ràpita

El rapitense Juan Carlos Rodríguez Clua es patrón de la embarcación Germans Clua y vicepresidente de la Cofradía Verge del Carme. El puerto de La Ràpita es el principal del sector, con 31 embarcaciones de arrastre en activo, aunque la flota se ha reducido mucho en los últimos años. Décadas atrás, llegaron a ser hasta 90, asegura.

«Van directamente a cargarse el sector, porque es evidente que una familia no puede subsistir con solo 28 días de trabajo al año», remarca. «Empecé en la pesca con 15 años y tengo 52. No sé hacer nada más».

Según detalla, el sector ha cumplido con todas las medidas que se les han impuesto: vedas, zonas de exclusión, mallas... «nosotros cumplimos con todo, los que no cumplen son los políticos». En este sentido, admite que los ánimos están bajos, aunque ve como algo positivo que el sector del Mediterráneo occidental esté unido, con España haciendo frente común con Francia e Italia.

«Los que sabemos cuidar del mar somos nosotros, no nos tienen que decir cómo hacerlo. Y la forma de pescar ha cambiado mucho, con artes cada vez más selectivas», afirma. Aún así, denuncia que están mirados con lupa. «En general se están cargando todo el sector primario, cosa que es incomprensible, porque es el que cuida del territorio», lamenta.

$!Sans es patrón de la embarcación Joan i Maria, y también vicepresidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona. Foto: C. Pomerol

«El barrio de El Serrallo perderá su identidad», Jaume Sans, (El Serrallo)

Jaume Sans Luengo es el patrón de la embarcación Joan i Maria y, además, es el vicepresidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona. Tiene 48 años y asegura que la mar «lo es todo en mi vida». Sans está dispuesto a darlo todo para salvar el sector. «Lucharé hasta el final para poder seguir saliendo a pescar», dice.

El protagonista reconoce que los últimos cuatro años han sido muy duros. Las restricciones y controles les han acabado ahogando. «Hemos parado tres meses, hemos cambiado las redes y nos han quitado días de pescar. Pues resulta que no era suficiente tanto dolor y sufrimiento. Ahora quieren que nos muramos de hambre», explica el vicepresidente.

Sans tiene muchas preguntas y pocas respuestas. «¿Qué estudios tienen para decir que no hay pescado en el mar? ¿Si no hubiera género, no saldríamos a faenar, no? ¿O hay alguien que vaya a trabajar para no ganarse la vida?». Y se responde: «Nosotros salimos cada día y podemos asegurar que las poblaciones de pescado se han regenerado».

Sans, como la mayoría de sus compañeros, no tiene esperanza ninguna. «Por lo que oímos, creemos que la propuesta está más que aprobada. No habrá lugar ni para las negociaciones ni para tirar atrás. Esto está más que decidido», añade.

Este pescador opina que la medida responde a «intereses creados por parte de la Unión Europea, que quiere que el norte de África se haga con el sector primario».

A Sans también le preocupa mucho cómo cambiará el barrio del Serrallo cuando desaparezcan los pescadores. «Perderemos nuestra identidad como barrio», acaba.

$!Vidaller hace 10 años que trabaja en la barca familiar. Dice que en este tiempo, ha cambiado todo mucho. «Ahora hay más restricciones», asegura. Foto: P.Ferré/DT

«Los pescadores no nos cargamos el mar. Al contrario. Lo estamos cuidando», Jordi Vidaller (El Serrallo)

Jordi Vidaller tiene 29 años y ya hace diez que se embarcó en el negocio familiar. No quería estudiar y optó por pescar. «Desde que empecé y hasta ahora he visto un cambio brutal. Tanto a nivel de controles como de exigencias y normativas. Cada dos por tres, tienes inspectores o policías que te están controlando. Es insostenible», dice Vidaller, quien añade que «te tratan como un delincuente cuando lo único que quieres es trabajar».

Además, este joven pescador asegura que «si Europa y los ecologistas vieran la cantidad de basura que sacamos de la mar, no nos harían esto». Vidaller insiste en que «los pescadores no nos estamos cargando el mar, todo lo contrario, lo estamos cuidando».

Según Vidaller, la medida de los 28 días tiene que ver con «intereses políticos y económicos», dice. «Quieren acabar con la pesca tradicional, para dar los beneficios a grandes empresas que se tiran dos y tres semanas pescando. Luego ya traerán aquí el género», explica el joven.

«¿Cómo tenemos que salir solo un mes a pescar? ¿Cómo pretenden que tiremos adelante nuestras familias? No lo entiendo», se pregunta Vidaller, quien añade que «se toman decisiones sin tener ni idea de cómo funciona todo».

$!Juanma Cabanes, de L’Ametlla de Mar, poniendo a punto las redes de su embarcación. foto:cedida

«Tienen que escuchar al sector antes de hacer las normas», Juanma Cabanes ,(L’Ametlla de Mar)

Como la misma esencia marinera de L’Ametlla de Mar, Juanma Cabanes es pescador por herencia familiar, con varias generaciones que dedicaron su vida a este oficio. Va al mar desde los 16 años y ahora, con 40, ve muy negro el futuro. Pero como vicepresidente de la cofradía de pescadores de La Cala, cree que hay que luchar y hacerse escuchar. «Quieren extinguir el arrastre pero ponen como base unas cifras que no son reales, las están manipulando para conseguir lo que quieren», afirma.

En este sentido, insiste en que la situación de las especies ha mejorado y que en los últimos dos años se han incrementado las capturas, hecho que demuestra que los recursos se están recuperando gracias a las medidas tomadas hasta ahora. «En especies como la merluza o la gamba, estamos muy por encima de donde estábamos», asegura. Así, considera que se tendría que valorar el esfuerzo realizado por el sector en los últimos años.

«Una cosa básica sería escuchar al sector, a los pescadores, antes de hacer una norma desde el total desconocimiento, hay que hablar con los que realizan la actividad. Sentarse y hablar, no imponer», reivindica.

A su entender, bajar de los 150 días de actividad al año ya no es viable, de manera que proponer 28 es ya la ruina. «Porque la barca está parada, pero los gastos y el mantenimiento continúan», insiste el pescador calero.

$!Rillo viene de familia pescadora y dirige la embarcación Avi Juanito. Foto: C. Pomerol

«Con un poco más de voluntad política se solucionaría este tema», Òscar Rillo, (El Serrallo)

«Sentimos una sensación de impotencia muy grande. Que el trabajo de toda una vida se vaya al garete porque alguien, que no tiene ni idea, decida que tu eres el culpable de que no haya peces en el mar, es muy duro». Así de indignado está Òscar Rillo, de la embarcación Avi Juanito. Él también pesca en la modalidad del cerco, pero está convencido que lo que pase a sus compañeros tiene una afectación directa en él.

Rillo tiene claro que los estudios que avalan las decisiones europeas tienen su origen en los datos de capturas. «Claro que pescamos menos que años anteriores. Es lo lógico, teniendo en cuenta que hay menos barcas y salimos a pescar menos días, porque así nos lo exigen», dice este pescador de El Serrallo.

Para Rillo, Europa tiene intereses creados. «Ya se sabe. Cuando peor vaya en el Mediterráneo, mejor irá en la zona de Marruecos», dice Rillo, quien añade que «se han propuesto sacrificar nuestro sector primario y no pararán hasta conseguirlo. Echamos en falta voluntad política de nuestros representantes».

Rillo también está convencido que, si los pescadores acaban desapareciendo, el barrio de El Serrallo perdería totalmente su identidad. «Se convertirá en un barrio dormitorio o en un barrio turístico. Solo hay que ver cómo ha cambiado el barrio en los últimos años, desde que nos hemos quedado una cuarta parte de las barcas».

Finalmente, Rillo pide a los que hacen las normativas europeas que «se pongan las botas y vengan a ver cómo trabajamos. Aquí hay familias que nos jugamos el pan de cada día».

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