Siempre se comenta que lo más importante de una crisis es aprender de los errores y afrontarlas como una oportunidad. Así tras la gran recesión económica que vivimos en 2008 como consecuencia en gran parte de la burbuja inmobiliaria y financiera generada entorno a la vivienda fueron muchos los que alertaron de la necesidad de apostar por sectores con mayor valor añadido. Fruto de aquella crisis, la construcción no ha vuelto a ser lo que era, es cierto, pero también que esa transición hacia ámbitos de actividad de más futuro. Lo hemos visto con la pandemia. La carrera por descubrir un tratamiento eficaz y una vacuna han vuelto a poner sobre la mesa la importancia de la investigación y la industria vinculada a la salud. Eso no quiere decir en absoluto que no debamos apoyar al sector servicios y al turismo. En la Costa Daurada por ejemplo hay numerosos casos de inversión y buenas prácticas que son dignos de mención. Pero los propios empresarios reconocían hace no pocos años que detrás de las cifras récord de visitantes había un porcentaje de turismo prestado de otros destinos que cuando estos se recuperaran dejaría de venir aquí.
Esperemos que en esta ocasión sí hayamos aprendido la lección y que no se cumpla de nuevo eso de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.