Los usuarios de Renfe son –somos– hongos mucosos. Es decir, moho. Más concretamente el Physarum polycephalum. También conocido como el moho de muchas cabezas o blob. El símil no es ningún insulto. Esta criatura es, posiblemente, uno de los organismos más inteligentes del planeta. Si es que se puede atribuir inteligencia a un líquen. En 2010, un equipo de investigadores japonés utilizó al Physarum polycephalum para trazar la red ferroviaria del área del Gran Tokio. Colocaron copos de avena –el alimento favorito del hongo– a modo de centros urbanos y lo liberaron. En unas horas, el líquen había trazado los caminos más eficientes entre los copos, recreando casi al milímetro la disposición de la red ferroviaria nipona y demostrando su eficacia. Este experimento, repetido también con abejas u hormigas, ha ayudado a desarrollar los llamados algoritmos bioinspirados, métodos computacionales que se basan en el comportamiento animal para, entre otras cosas, encontrar el camino más corto y eficiente entre dos puntos. Pues bien, los usuarios de tren han demostrado estos días la misma capacidad. Han encontrado atajos y mejoras en el plan de Renfe para el corte de vías: conviertiendo Cambrils en un hub de transporte y el Avant en una mejor opción que Rodalies, cogiendo el AVE, apostando por el bus... Señores de Renfe, tomen nota de lo que hacen los hongos.
Los usuarios de Renfe son hongos mucosos
04 octubre 2024 07:22 |
Actualizado a 04 octubre 2024 07:23
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