La pasión que le ha entrado a Pedro Sánchez por recordar lo perverso que fue el franquismo es una cortina de humo para desviar la atención de los problemas que le acucian y su debilidad parlamentaria. Es de primero de Política que, si quieres que no se hable de una polémica, debes generar otra y si es de las de blanco y negro, mejor aún.
Es una cortina de humo, sí, pero muy necesaria. Las redes sociales próximas a Vox y el propio partido ultra están intentado manipular la historia. Peor aún, blanquearla. Un ejemplo es la barbaridad que soltó en el Congreso el diputado voxiano Manuel Mariscal Zabala: «Gracias a las redes sociales muchos jóvenes están descubriendo que la etapa posterior de la Guerra Civil no fue oscura, como nos vende este Gobierno, sino una etapa de reconstrucción, de progreso y de reconciliación para lograr la unidad nacional». No se puede mentir tanto en tan pocas palabras. De «reconstrucción», claro, a base de las torturas, el encarcelamiento y los asesinatos judiciales de miles de personas.
Otros sectores de la derecha más moderada defienden olvidar lo que pasó. Pues no. Ya se olvidó demasiado en la Transición. Conviene recordar, con calma, las salvajadas que hizo el Régimen franquista, pero también las de los exaltados del bando republicano. Memoria para todos, desde luego, pero nunca desmemoria.