En 2013 el Washington Post estaba en crisis. Los Graham lo vendieron por 250 millones de dólares, que pagó con satisfacción Jeff Bezos. Cuando el fundador de Amazon se reunió con el personal, allí estaban el exdirector Ben Bradlee y Bob Woodward, héroes del Watergate que hizo caer a Nixon. El nuevo dueño tranquilizó a todos diciendo que apostaría por el periodismo.
El Post vuelve a estar en horas bajas. Pierde cien millones al año, y credibilidad desde que Bezos prohibió publicar un editorial pidiendo el voto por Kamala Harris. Esto le hizo perder 200.000 subscritores, de los dos millones y medio que tiene. Ahora pueden irse algunos más al ser censurada una caricatura en la que Jeff Bezos, Elon Musk y Mark Zuckerberg aparecían arrodillados ante Donald Trump.