Chimamanda Ngozi Adichie

Pienso a menudo en los últimos días de vida de mi madre –sucedió hace casi dos años–, el recuerdo persistente vuelve ahora. A menudo lo sueño. Resultó ser –la ceremonia del adiós– un ritual arcaico, ligado a la institución y a las reglas, a los lazos de ley y de sangre, a la tradición. Después de estos meses, ciertas preguntas enterradas salen a la superficie y vuelven a la luz. ¿Quién establece qué, en los ritos de paso? ¿En nombre de qué dogma? ¿Por qué los rituales antiquísimos, los arquetipos, se repiten y los consideramos legítimos? El vínculo legal, más fuerte que el deseo y el amor –la ley de los padres, de los dioses–, se impone. Creo que muchos nos quedamos atascados en la muerte de los padres. El libro de Chimamanda Ngozi Adichie se titula Notas sobre el dolor. Cuenta en treinta fragmentos la muerte de su padre durante la pandemia. En la imposibilidad, entonces, de encontrarse. El precipitar de las cosas cualquier día, no sabes cuál. Nunca sabes cuál es la última conversación que tendrás con alguien. El dolor es la medida del amor, dice. Claro. Lo que se sufre en la ausencia es la medida de lo relevante que era la presencia. Vale para todo, para todos. Léanlo.