Mientras los alemanes se alborotaban en Barcelona, he disfrutado de la paz del pueblo. Son días de siembra del maíz y de lamento por las heridas de las heladas en los frutales. Días santos en los que nuestro sacerdote colombiano atendió nueve pueblos de misión: Ivars, Vallverd, Linyola, Fuliola, El Tarròs, Boldú, La Guàrdia, Tornabous y Barbens.
El Estany se sacudió el manto de la niebla y dio su brillo al sol para disfrute de cigüeñas y turistas. La novedad en Ivars son trece plafones sobre Maria Mercè Marçal instalados en su geografía emotiva: su casa, la plaza, las escuelas, la ermita… donde transcurrió la infancia de la escritora.
Regreso. La suplencia de Javier Díaz me permitió estar ocioso o, como se diría ahora, en proceso de recuperación de la actividad.
