Desconocemos el número de veces que ha debido usted viajar en tren de Rodalies o Regionals estos últimos meses. Imaginamos que no demasiadas. Tampoco es que eso sea normal en un ministro, pero estaría bien que cualquier político, antes de hablar de lo que deben sentir o no los ciudadanos del país en el que sirve, hiciera un ejercicio de empatía.
La empatía es una necesidad para cualquiera, pero para un político es sistémica, sin ella nada tiene valor. Es más, todo parece un sinsentido. En la última comparecencia en el Congreso, se dijeron cosas como «hasta ahora ha sido imprudente ofrecer información parcial» y que «en todo caso la movilidad está garantizada en Tarragona a pesar del cierre del túnel de Roda de Berà». No dice mentira. Es cierto que ofrecer información parcial no es nunca una buena idea.
Faltaría más que no pudieramos ir de Tarragona, Tortosa, Reus o Ulldecona a Barcelona en tren. Pagamos nuestros impuestos
Lo malo es no ofrecer información y lo peor es que no hemos sido capaces de tener una idea global hasta un mes antes de las obras. Y aún y así, la cosa está bastante troceada. La información no es algo que se nos otorgue por gracia real. Es un derecho de los usuarios (15.000 diarios, ministro) que cada día van a tener que hacer carambolas para ir al trabajo, a la universidad, al médico, al aeropuerto o a tomarse un café. Que llegue un mes antes es un error. Y de bulto. Que la movilidad está garantizada es cierto, faltaría más.
Faltaría más que no pudiéramos ir de Tarragona, Tortosa, Reus o Ulldecona a Barcelona en tren. Pagamos nuestros impuestos. Pero ¿qué movilidad nos garantiza? Un puzle de autobuses, trenes y más autobuses, en estaciones poco preparadas, improvisando, sin saber muy bien cómo va a ir todo, y confiando en la buena voluntad y buena fe de la gente. Porque en esto estaremos de acuerdo: la gente es buena, y durante seis meses harán lo imposible para evitar que su decisión (la de su Ministerio) no les perjudique más de lo necesario. Gracias a ese buena voluntad, los seis meses pasarán. Pero, por favor, al menos, reconozcamos que se podía haber hecho mucho mejor.