Tarragona vive estos días un exceso de mortalidad, inédito en verano y por encima de lo esperado. Así lo refleja el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria del Instituto de Salud Carlos III. Los datos disponibles impiden concretar las causas, pero la tendencia es clara.
Tarragona ha registrado desde el inicio del verano 1.014 fallecidos, un 16% más que en el mismo periodo de 2021 (868) y un 23% más en relación a la media de los siete años previos. Es decir, en ningún otro verano moría tanta gente en la provincia. Se incluyen ahí los años de la pandemia que, por otra parte, incluso al inicio y en las épocas más duras solía dar treguas estivales. El problema viene a la hora de concretar las causas.
Expertos y profesionales sanitarios consultados indican que la Covid y la ola de calor no parecen ser las únicas razones y que también podría haber influido la falta de un mejor seguimiento de los enfermos crónicos por la saturación de la atención primaria.
En todo caso, la ola de calor también tiene su peso. En Tarragona ciudad los vecinos han dormido en una noche tropical en siete de cada diez ocasiones en julio. En toda España en lo que llevamos de verano, ya ha sido el más caluroso de la historia en 25 provincias.
Estas temperaturas extremas son un grave factor de riesgo para la salud y vida de las personas. Pero hay que estar vigilantes: las olas de calor no golpean a toda la población por igual. Con los actuales precios de la luz, la climatización de la vivienda es un lujo que muchos hogares no pueden permitirse.
Corresponde a las administraciones identificar y proteger a la población más vulnerable. La población de mayor riesgo son los ancianos que viven solos y quienes padecen patologías crónicas. El nuevo patrón climático obliga a desplegar una actuación preventiva coordinada de los servicios sociales y de la atención primaria y a revisar tanto los protocolos de protección como los dispositivos de emergencia para evitar muertes.