Las comarcas de Tarragona cada vez más se consolidan como un magnífico destino imprescindible para los viajeros que buscan una buena combinación de cultura, clima, gastronomía y naturaleza. Tarragona ofrece una diversificación que atrae tanto al turismo nacional como al internacional. La Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de Tarragona espera «mejores resultados que en 2023» y niveles de ocupación cercanos a los de 2019.
La capital, Tarragona, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, ha sido el centro de iniciativas de recuperación y promoción de su legado romano, que han convertido a la ciudad en un polo de atracción para un turismo más interesado en la historia y la cultura. Las comarcas del Priorat, la Conca de Barberà y la Terra Alta experimentan un auge impulsado por el enoturismo y el turismo rural. Pero no todo es positivo. Las infraestructuras turísticas necesitan mejoras, especialmente en lo que se refiere a la conectividad y el transporte público, aspectos que pueden frenar el crecimiento turístico si no se abordan adecuadamente. La saturación en algunos puntos neurálgicos durante los meses de verano sigue siendo un reto, pese a los esfuerzos por diversificar la oferta. También hay empleados que han sufrido una sobrecarga de trabajo, como camareros, recepcionistas de hotel o las ‘kellys’. Son trabajos que requieren poca experiencia, en los que hay mucha temporalidad y largos horarios, porque a menudo hay falta de personal. Habría que apostar por la formación y consolidación de los trabajadores que se incorporan al sector. La temporalidad no favorece la competitividad. Las dificultades son parecidas a las que tiene otros territorios y en todos la presión turística está ejerciendo un impacto considerable en la vida social de las ciudades y pueblos. En toda Europa se habla de turismofobia. Se necesita mayor regulación, mayor diversificación y más profesionalidad en un sector en expansión y con un futuro extraordinario y esencial para todos.