Gaza sufre ya una situación crítica de hambruna que se puede hacer insoportable si Israel mantiene su inhumano bloqueo a la entrada de ayuda por vía terrestre, una decisión que, además de retratar la catadura moral del primer ministro, Benjamin Netanyahu, vulnera el Derecho Internacional, al emplear como arma de guerra suministros básicos para la población civil.
El lanzamiento de víveres en paracaídas se ha demostrado una solución ineficaz y peligrosa. Ayer al menos 18 palestinos murieron cuando decenas de personas hambrientas entraron al mar para recoger los paquetes de ayuda humanitaria lanzados desde el aire; doce de ellos fallecieron ahogados y otros seis, asfixiados por la estampida, tal es la desesperación de estas personas.
El inhumano bloqueo a la entrada de ayuda por vía terrestre retrata la catadura moral de Netanyahu y vulnera el Derecho Internacional
No es la primera vez que el lanzamiento de paquetes vía aérea se cobra la vida de gazatíes, ya que el pasado 4 de marzo cinco civiles murieron y varios resultaron heridos por el impacto de los palés de ayuda humanitaria tras no abrirse los paracaídas.
Tampoco es suficiente el corredor marítimo. Ambos métodos resultan anecdóticos en comparación con las ingentes necesidades de una ciudadanía desesperada y exhausta, que suma a los horrores de la guerra los derivados del implacable cerco al que se ve sometida desde hace ya seis meses.
Es de esperar que el alto el fuego acordado en la ONU con la abstención de Estados Unidos sea atendido y respetado por Israel.
En todo caso, la comunidad internacional no puede ceder en su exigencia de apertura de pasos terrestres que, mediante una distribución ordenada de alimentos, permita actuar ante la catástrofe humanitaria que se cierne sobre la Franja, en cuya puerta se acumulan decenas de camiones con comida y otros productos básicos, fundamentales para la supervivencia de la población.
Y es que hasta el momento ha resultado muy decepcionante la incapacidad de Estados Unidos y de la UE para persuadir a Israel de que acepte una medida tan humanitaria como lo es permitir la entrada de comida, cuya urgencia es aún mayor en pleno Ramadán.