¡Cuánto carbón!

No lo podemos convertir en el gran problema mundial». Así se manifestaba Mariano Rajoy sobre el cambio climático en 2007. Decía el entonces aspirante a presidente –qué tiempos, aún no había descubierto el plasma, ni, con dos cojines, a Bertín– que si diez científicos no podían garantizar qué tiempo haría el día siguiente en Sevilla, cómo iba a ser posible predecir lo que iba a pasar «dentro de 300 años». El hombre sostenía el argumento, alegre y rotundo como un porompompero, en un comentario del hijo de su tía, catedrático de Física. Desde ese día, a José Javier Brey, el primo más famoso de España después del de Zumosol, debe subirle la adrenalina cuando se menta el efecto invernadero. Rajoy admite ya que el calentamiento global es «el mayor reto medioambiental». Lo dijo el lunes en París. La COP21 quiere un acuerdo vinculante de todos los países que marque el principio del fin de los combustibles fósiles, para llegar en 2050 a un escenario de energías 100% renovables. ¿Utopía? Uruguay está hoy en el 95%. Por primera vez no hay pesimismo en una cumbre climática. Si quieres que el personal mueva el culo, lo mejor es tocarle la cartera. Por eso en 2014 se lanzó una campaña por la desinversión en energías sucias. Más de medio millar de fondos se han alejado ya de ellas, sobre todo del carbón. Justo de lo que España ha aumentado las importaciones: cuatro veces la producción nacional. ¡Cuánto carbón! Según Greenpeace (heroesporelclima.org), el PP rechaza fijar objetivos porque a la economía verde se llegará «de manera tendencial». El clásico ir tirando. En el programa, ni mu. Ni falta, vista la acción de gobierno. Por cierto, mañana en Sevilla, nubes y sensación térmica de 19 grados. Por si quieren avisar al primo.