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Atendiendo unas peticiones....

19 marzo 2024 18:44 | Actualizado a 20 marzo 2024 14:00
Luis De Grandes Díez
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El título de estas reflexiones lo he tomado de un hecho sucedido en un pueblo cordobés, en la misa mayor de la iglesia parroquial el día de celebración de la fiesta patronal. Situémonos. Llenazo, nuestro protagonista avanza por la nave central, saludando a izquierda y derecha, con el sombrero de ala ancha calado hasta las cejas.

Cuchicheos, avisos con gestos señalándole que se descubra la cabeza. Ya, casi en el altar, reacciona, coge el sombrero con la mano y, saludando, se dirige a todos los feligreses: «Vale, atendiendo unas peticiones, les cantaré el pasodoble Sombrero en mano entró en España.

Como nuestro protagonista cordobés, con mi sombrero en la mano les saludo y les regalo esta copla...

Mi preocupación principal es constatar la gravísima situación de degradación moral que vivimos y que tiene su expresión más dolorosa en la generalizada e institucionalizada corrupción y en el sentimiento social de revancha, rencor y odio... que se evidencia entre nosotros.

Para la convivencia social es necesario vivir sintiendo un profundo aprecio por el bien común. Todos, nosotros y vosotros, así debemos sentirnos. Todos debemos sentirnos nosotros
La supremacía de la ley y la separación rigurosa de los poderes del Estado, respetando la inviolable independencia judicial. Estas son las claves de nuestro Estado de Derecho

Por cierto, hoy el nosotros solamente se entiende frente al vosotros. Nosotros-Vosotros, los nuestros frente a los vuestros.

Para la convivencia social es necesario vivir sintiendo un profundo aprecio por el bien común. Todos, nosotros y vosotros, así debemos sentirnos. Todos debemos sentirnos nosotros. Evitemos ser tierra fértil donde fructifique la siembra de sentimientos, como la revancha, el rencor y el odio.

Para observar una conducta decente, es preciso vivir con respeto y temor a la ley, supremacía de la ley, y con respeto y temor, santo temor, a Dios, este para los creyentes y... por si acaso, por qué no, para los que no crean...

Hace años mi madre y mi abuela me comentaban que en los años 30 del pasado siglo, las personas de bien, la gente, que dirían nuestros políticos, ante la caótica situación producida por el sentimiento de revancha, rencor y odio imperante... comentaban «alguien tendrá que hacer algo».

Hoy día, a mí me sucede lo mismo y escucho «alguien tendrá que hacer algo», pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Cómo? Con un poder legislativo y un Tribunal Constitucional secuestrados por el Ejecutivo.

S. M. el Rey, constitucionalmente Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, en sus discursos institucionales, insiste en la necesidad de la unidad solidaria de todos los españoles, en libertad e igualdad, «evitando que nunca el germen de la discordia se instale en nosotros», cuidando, especialmente, la clave que sostiene el Estado de Derecho.

La supremacía de la ley y la separación rigurosa de los poderes del Estado, respetando la inviolable independencia judicial. El poder judicial, magistrados y jueces, administran justicia con conocimiento, honradez y valentía.

Estas son las claves que garantizan la defensa de nuestro Estado de Derecho, la Institución Monárquica, el Poder Judicial y la voluntad del pueblo soberano.

Porque de la Unión Europea no esperemos algo, tenemos experiencia, incumplimiento de una orden de detención y entrega cursada conforme la normativa europea. Entrega del acta de diputado europeo a un prófugo de la justicia de una nación miembro de la Unión Europea. Etc. Etc. Etc...

La Unión Europea es un enorme pesebre donde se estabulan, voraces, miles y miles de políticos, funcionarios, asesores, asistentes, directores, secretarios... quienes para justificar su existencia se lían, sin ton ni son, a generar una burocracia que dificulta el progreso y desarrollo de los países comunitarios ‘periféricos’, con menor poder en la Unión.

Y, finalizada mi copla, con el sombrero en alto, saludo a mis amables y pacientes lectores.

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