Las elecciones municipales vieron la eclosión de las mujeres para cargos públicos, entre ellos las alcaldías de Madrid y Barcelona. Acostumbradas a dejar paso a los hombres, fue toda una novedad. Pero alguna vez tenía que ocurrir…, como en la historieta del helicóptero.
Durante un rescate, media docena de personas fueron izadas con ayuda de una cuerda que amenazaba con romperse por sobrepeso. Se aferraban a ella con toda su fuerza. Todos eran hombres menos una mujer, que al saber que alguien tenía que inmolarse en beneficio de los demás, se ofreció argumentando: toda mi vida he dado preferencia al marido y siempre he antepuesto los hijos a mis propias necesidades; en el trabajo he cedido ante los jefes también por el hecho de ser mujer, así que me ofrezco a ser yo la que se suelte de la cuerda. Al oír esta intervención tan generosa, los hombres reaccionaron con un fuerte aplauso… soltando las manos de la cuerda.