Un interno del Centro Penitenciario de Mas d’Enric –la cárcel de Tarragona– ha agredido esta tarde de viernes a un funcionario. Según fuentes conocedoras del incidente, el preso habría dado un puñetazo en la cara al trabajador, que ha terminado dirigiéndose a la mutua para recibir atención médica.
El autor de esta agresión, una más para engrosar las estadísticas de las cárceles catalanas, tiene 23 años de edad y cumple condena por robos con fuerza y robos violentos e intimidación.
Al parecer, estaba estos días en el DERT (Departament Especial de Règim Tancat), un módulo pensado para el aislamiento de presos ya sea por mala conducta o por otros motivos: protección...
El agresor ha sido reducido después de agredir al funcionario y ha vuelto a su celda a la espera del ‘castigo’. Tiene una condena que expira en 2031, según han informado fuentes penitenciarias.
Las agresiones
Hace unos días el sindicato CSIF presentaba un informe donde denunciaba que este 2024 era «uno de los años más críticos de las prisiones catalanas» en cuanto a incidentes violentos se trataba. El último caso sonado ocurría este 24 de julio, cuando una interna intentó asfixiar a una funcionaria.
El sindicato apuntaba que en el centro penitenciario de Mas d’Enric se han registrado 38 agresiones a funcionarios hasta el pasado mes de julio, un aumento del 35% con respecto a las mismas fechas del último año. Del total de las agresiones, cinco son de carácter grave, tres más que el año pasado.
El extraño suicidio en Mas d’Enric
Por otro lado, a principios de mes, el Departament de Justícia informó de la muerte de un preso en su celda de Mas d’Enric. Fue un suicidio de un hombre de 47 años que cumplía condena en el módulo de toxicomanías.
La muerte de este interno, que habría terminado su condena en el mes de octubre, extrañó a propios y extraños. El personal que lo conocía había admitido que era un interno reservado, educado y ajeno a los conflictos.
Estaba destinado en el módulo 2, el de condenas relacionadas con drogas, pero sin interés de relacionarse demasiado con el resto de los presos. La decisión de quitarse la vida a pocos días de recuperar la libertad sorprendió al personal que hace seguimiento de los internos, ya que no había indicios de querer suicidarse.