El Ayuntamiento de Tarragona activa el plan B para reforzar el servicio de la limpieza de cara a la temporada de verano. A la espera de que el Juzgado Contencioso-Administrativo dictamine sobre las medidas cautelares presentadas por la ganadora expulsada del concurso –GBI Paprec– para frenar su eliminación del proceso y evitar la adjudicación a la segunda clasificada –Urbaser–, el consistorio da ahora los primeros pasos para salvar la imagen durante la temporada turística.
El consistorio tiene ahora un sobrante de 2,5 millones al año porque no tiene que pagar amortizaciones por maquinaria a la gestora. Esto sucede al no haber contrato en vigor, una situación que impide la compra de nuevos vehículos hasta que haya una nueva adjudicación.
Sin embargo, según indicó el alcalde, Rubén Viñuales (PSC), en el último pleno municipal, la corporación local ha alquilado maquinaria desde febrero por 62.000 euros al mes. En concreto, el Ayuntamiento usa como prestados 18 vehículos: un cisterna regadora, dos máquinas barrenderas, una barrendera dual, un furgón de enjuague, cuatro porteros de barrido, dos recolectores de carga posterior, tres recolectores easy, dos recolectores verticales, un recolector de vidrio comercial y un vehículo plataforma.
«La maquinaria que se alquila irá cambiando cada mes, en función de las necesidades», afirman fuentes del gobierno municipal. Hasta junio (cinco meses) el coste de estos arrendamientos rondará los 300.000 euros. A partir de julio, el objetivo es contar con más operativa arrendada, de forma que el coste mensual ascendería en 40.000 euros para llegar hasta los 102.000 euros mensuales entre julio y septiembre. Este Pack Verano sumaría, pues, una nueva inversión de otros 300.000, lo que supondrá un gasto de 600.000 euros en alquileres en medio año.
¿230.000 euros en breve?
Paralelamente, y al margen del contrato con FCC, el Ayuntamiento tiene previsto destinar otros 438.000 euros en cuatro servicios no contemplados en la concesión actual, firmada en 2002, prorrogada en 2010 y expirada en 2023. Esta cantidad se sumará a los 600.000 euros en alquileres para disparar el Plan Limpieza al millón de euros hasta otoño.
Cuatro son las acciones que se prevé implementar al margen de la concesión con FCC. Dos «ya están en contratación», mientras que otras dos «están pendientes de tramitarse en los próximos meses», indican fuentes municipales. Los refuerzos que están más avanzados son el de la eliminación de hierbas y de la limpieza del Pam a Pam. Sobre el primero, el ejecutivo indica que «ya hay reserva de crédito e informe de consignación favorable». El presupuesto previsto para esta acción es de 120.096,57 euros.
Paralelamente, el refuerzo para la limpieza intensiva en los barrios se ha cifrado en 109.579 euros. Estas dos operativas pueden significar la ejecución en breve de 230.000 euros. Asimismo, la limpieza en el entorno del Hospital Joan XXIII y Tamarit –zonas no incluidas en el actual contrato– también avanza, con un presupuesto de 102.058 euros. Esta iniciativa irá de la mano del refuerzo de limpieza con agua, que se contratará por 106.323 euros.
Vecinos: cara y cruz según la zona
La situación del contrato de la limpieza, bloqueado desde hace diez meses, genera malestar vecinal. «El conflicto no debería afectar al ciudadano. El aumento de la tasa no se corresponde con el servicio recibido», indica el presidente de la Federació de Veïns de Llevant, Josep Maria Bertran, quien lamenta que «la imagen que se proyecta de una ciudad Patrimonio de la Humanidad es vergonzosa».
Desde Bonavista, en cambio, Loli Gutiérrez se muestra más comprensiva con la situación «en precario» que hay con el contrato de la basura y de la limpieza. «Sabemos que notaremos mucha mejora cuando entre la nueva empresa, pero de momento no nos podemos quejar pese al incivismo: se ha limpiado dos veces el Parc de la Coma y se han adecuado los contenedores», indica.
Alba Pavón, de la Asociación de Vecinos de Sant Salvador, reconoce que en la Zona Nord «no estamos contentos» con la limpieza, denunciando que «somos el barrio más olvidado en todos los aspectos». Contrariamente, desde Ponent, Josefa Rodríguez –de Parc Riuclar– valora que su núcleo está «bastante limpio», recalcando que «de momento nos han pintado los bancos».
En el entorno del Port, Mari Carme Puig lamenta que «las calles están muy sucias, con hierbas por todas partes», mientras que Albert Franquès –desde La Móra– resalta que «hay zonas que parecen la selva», alertando de que «en Setmana Santa multiplicamos la población sin que haya refuerzo de ningún tipo». Finalmente, Marc Colilla apunta a la fórmula letal: «Un servicio deficiente más el incivismo». Una combinación letal que lleva a la ciudad a sufrir un servicio pensado en el siglo XX que, en 2025, está a años luz de la calidad que necesita Tarragona.