Tarragona registra la tercera noche de botellón por las calles de la ciudad. Los jóvenes recuperaron la madrugada del viernes el aparcamiento del cementerio para llevar a cabo su fiesta. Cerca de 1.500 se reunieron en este punto para beber y bailar hasta bien entrada la madrugada. El resultado final ha sido un parking lleno de bolsas de plástico y botellas de cristal esparcidas por el lugar.
La Guàrdia Urbana, como ha hecho durante todas las fiestas, desplegó un dispositivo especial contra botellones. Los agentes se concentraron en las plazas de la Part Alta, teniendo en cuenta que las dos noches anteriores habían sido los puntos calientes. Dos dotaciones se instalaron en el Passeig de Sant Antoni para evitar la posterior concentración de jóvenes. Dos más en la Plaça Santiago Rossinyol y otras dos en la Plaça de la Font. Al cierre de los bares y restaurantes, la Urbana presionó a los presentes hasta conseguir vaciar la plaza. Repitieron la estrategia en la calle Rera Sant Domènech, las Escales de l’Arboç, la Plaça dels Sedasos y la Baixada Misericòrdia.
La mayoría de jóvenes dispersados acabaron reuniéndose en el parking del cementerio. Según fuentes policiales, se concentraron unas 1.500 personas.