Tarragona ya está inmersa en la Semana Santa. Ya hace días que las diferentes congregaciones presentan sus opúsculos, pero ayer sábado El Serrallo celebró el viacrucis y la procesión, en la que participaron como ya es tradición las dos cofradías del barrio: el Gremi de Marejants y la Confraría de Pescadors.
Alrededor de las siete de la tarde, los Armats recogieron los misterios de la Presa de Jesús, el Sant Sopar y el Sant Enterrament para llevarlos a la plaza del Bisbe Bonet. En este momento tuvo lugar el viacrucis en el interior de la iglesia de Sant Pere.
Apenas una hora más tarde, el redoble de los tambores ponía en marcha la procesión por las calles del barrio marinero. Las obras que se están llevando a cabo en la calle Sant Pere y Gavina obligaron a modificar el recorrido inicial.
Así pues, a diferencia de otros años, los misterios recorrieron la calle Sant Joan, Salou y Trafalgar hasta llegar a la rotonda del puente de La Petxina y finalizó en el mismo punto donde esta había empezado. La emoción se veía en los rostros de todos los presentes. Y es que para muchos, la Semana Santa va mucho más allá.
«Poco después de nacer, salí en brazos en la procesión. Para mí la Semana Santa es tradición y cultura que va mucho más allá de lo religioso», comentaba Blanca Adiego, miembro de la Banda del Descendiment.
En esto coincidía una compañera suya, la cual añadía que aunque son muchos los jóvenes que se animan a formar parte, todavía «hace falta que se produzca un relevo en las juntas». El momento más especial se vivió cuando el Santo Cristo volvió a entrar a la iglesia de Sant Pere.
Fue en ese momento cuando la emoción se desbordó. Sin duda, la tarde de ayer fue muy especial para Marc Samper y Andrea Samper. Padre e hija son portants de la Presa de Jesús.
Ella se convirtió el año pasado en la primera mujer portant del misterio, algo que llenó de orgullo a Marc, el cual, durante la tarde de ayer, se estrenó como cap de portants.
Sea como sea, historias como estas dan sentido a la Semana Santa tarraconense.